Después de superar varias caídas y momentos en los que pensé en dejar la profesión, fue invitada para tomar parte del International Jockey’s Challenge que se resolverá el 19 de febrero en Arabia Saudita, como previa a la segunda edición de la Saudi Cup

Por Diego H. Mitagstein

María Luján Asconiga todavía no lo puede creer; se pellizca, relee la invitación que le cursó el Jockey Club de Saudi Arabia, y, por supuesto, está feliz. Un notición el que se conoció ayer y que le permitirá a la argentina formar parte del International Jockey’s Challenge que el 19 de febrero próximo servirá como “aperitivo” para la segunda edición de la Saudi Cup, que se disputará al día siguiente. 

Esta bonaerense simpática de 27 años es una de las 5 confirmadas hasta el momento, junto con el brasileño Jorge Ricardo, la italiana Jessica Marcialis, la suiza Sibylle Vogt y la española Nieves García, en un torneo que también tendrá a varias de las más importantes figuras del mundo, como Frankie Dettori o Ryan Moore, aunque la incógnita aún no fue develada.

“No termino de caer. La organización se contactó hace un par de meses con Héctor Libre y Juan Suchecki, de la Escuela de Aprendices del Hipódromo de San Isidro, que enviaron mis antecedentes. Sabía que estaba como suplente, pero cuando hace un par de días me confirmaron no entendía. No tengo más detalles y ahora habrá que esperar que me envíen todo. Siento una alegría impresionante”, cuenta María Luján, que en su voz traduce este momento inolvidable de su joven trayectoria.

Luego, agrega: “Siempre que me preguntaban cuál era mi sueño contestaba que ganar un G1, que finalmente me llegó con Atiko Rye (Catcher In the Rye) en el Joaquín V. González (G1), aunque fue por distanciamiento. Pero esto lo supera, creo que no lo puedo comparar con nada de lo que me pasó desde que soy jockey; si hasta el G1 me parece chiquito al lado de todo esto. Correr ahí, estar al lado de tantos genios, es un sueño”.

María Luján Asconiga recién retomó a pleno la profesión, tras superar una caída y una lesión en la muñeca

Nacida en Berisso, María Luján Asconiga nunca se subió a un caballo de carreras hasta que ingresó en la Escuela de Aprendices del Hipódromo de La Plata, donde pasó 2 años antes de cambiar y pasarse a la de San Isidro, donde se formó por 3 años más. Su historia es de superación, de no bajar los brazos, de lucharla siempre, tanto que el hecho de su invitación al Torneo Internacional de Arabia Saudita termina quedando en un segundo plano a medida que la charla avanza, pese a haber sido el motivo principal de la entrevista.

“Mi mamá era encargada de un campo y de chica mi familia me llevaba a las cuadreras y a las jineteadas; a mí me encantaba, ya decía que quería dedicarme a esto. Terminé la secundaria y de inmediato ingresé en la escuela acá en La Plata, donde vivo y donde trabajo”, recuerda de aquellos tiempos de primer contacto con el maravilloso mundo del turf.

Como mujer, Asconiga no la tuvo fácil; se sabe, el ambiente del turf es machista por definición, donde recién ahora y después de muchos años de lucha las chicas van integrándose en igualdad de condiciones, aunque siempre existen paredes por escalar para ellas.

“Nunca me fue fácil hacerme un lugar, y tampoco tenía demasiada suerte. En la escuela estaba por ganar la estadística de Concordia, en Entre Ríos, y Libré me dijo que si lo lograba me largaba. Pero tuve un accidente unas semanas antes del final del año y la perdí por una carrera; en resumen, estuve parada, perdí la estadística y me ‘comí’ un año más”, dice entre risas.

De las palabras de María Luján se desprende todo lo que debió luchar: “Egresé a fines de 2016, pero al toque me volví a caer y terminé empezando a correr de lleno antes de que terminara el 2017, porque tuve que pasar dos operaciones después de romperme las dos piernas”.

La jockey recién se había recibido y el turf le daba una dura bienvenida, que se profundizaría a su regreso: “Montaba 20 ó 25 caballos por mañana y no anotaban ninguno; capaz uno, pero era el más perro de todos. Se los terminaban dando a otros jockeys y la verdad que en un momento pensé en largar todo y buscar trabajar de otra cosa. Llegaba a casa llorando y mi mamá me decía que largara. que me iba a enfermar. Pero no faltaba nunca a la cancha y un día la suerte me cambió, empecé a montar y a correrle a Eusonio Boni, al Stud El Gruñón y a ganar. La única clave acá es matarte trabajando y no bajar los brazos; cuando hay algo que te gusta de alma, no te importa nada, lo das todo; cada vez que me caía volvía con más ganas. Esta profesión te da muchas más amarguras que alegrías, pero cuando te toca una buena supera a todas las malas; vale la pena vivirlo.

No son muchas las jockeys que han podido ganar un G1 en Argentina o en el mundo. En nuestro país, Marina Lezcano lo consiguió varias veces; Andre Marinhas lo logró en 3 oportunidades con Sembra Fe (Manipulator) y Conocedor (Colonial Affair) y Lucrecia Carabajal con Nova Era (Mutakddim), en el Selección de La Plata. María Luján las acompaña después de festejar en el mencionado González con Atiko Rye, dato que sin dudas influyó para que prosperara su invitación para correr en Arabia Saudita.

Recibida de jockey en 2019, Asconiga lleva en total 137 triunfos sobre 1770 carreras corridas y ahora pelea para destacarse sin la ayuda del descargo. “Y… no es un tema menor. Cuando lo perdí ,todo me empezó a costar más, dejaron de llamarme como cuando era aprendiz y encima vino la pandemia y hacia fines de 2020 me caí y me lesioné la muñeca. Asi que podría decirse que recién ahora estoy a pleno de nuevo. Además está el tema de ser mujer, porque muchos piensan que un hombre por ser más fuerte es mejor o tienen ventaja; por suerte otros no lo ven así y te dal toda la confianza, como me pasa con Marcelo Ruiz y su Stud El Gruñón. Estoy corriendo bastante y siempre quiero mejorar y progresar”, va cerrando la charla María Luján, dejando una lección a cada palabra.

De nuevo en el ruedo, tras pelearla siempre, ahora Asconiga recibe una noticia a la que no duda en catalogar como la que será la gran experiencia de su vida. Sueña con que finalmente se concrete y con seguir haciéndose su espacio en el turf argentino. Con tanta pasión y con tanto tesón, ¿quién puede dudar de que cruzará el disco adelante?