Más que encriptar la señal, pusieron al turf en una cripta

873

La señal de La Plata ya no puede verse por YouTube; la recaudación bajó 20 por ciento…

LA PLATA.- Desde ayer, la señal del hipódromo de esta ciudad fue encriptada y ya nadie puede tener acceso a ella a no ser de estar en las mismas instalaciones o en una agencia. La idea, “brillante”, por cierto, tuvo como primer coletazo una recaudación flojísima de 8.552.865 pesos, un 20 por ciento por debajo de lo que se venía apostando allí en jornadas con similar cantidad de competencias.

Vaya uno a saber de dónde sacan estas ideas los dirigentes del Bosque, los mismos que del mundo del turf y de cómo funciona no tienen la menor idea, salvo que en un plazo tan corto de tiempo desde que asumieron hayan tenido la habilidad de aprenderlo todo y de ser los salvadores de la hípica nacional. Sinceramente, no parece.

Los propietarios, criadores, personal de caballeriza o simples aficionados que por un lapso breve de tiempo pudieron disfrutar de su pasión o de sus caballos por YouTube, ya no podrán hacerlo. La llegada de esa posibilidad había sido una forma de acercar al turf a la gente, de abrirle una interesante puerta para vivirlo. Ahora, más que encriptar la señal, lo que lograron fue poner al turf en una cripta. Sin olvidar que el Canal 850 también es historia…

Keeneland ofrece sus carreras por HD totalmente gratis y en Francia pueden disfrutarse con sólo sacar una clave. Inglaterra y otros hipódromos de los Estados Unidos, generalmente no son accesibles libremente, pero un abono pequeño hace posible observar sus espectáculos en gran calidad y con la posibilidad de apostar.

Aquí, al menos en La Plata, y sólo por ahora allí, no habrá forma alguna de ver sus carreras. Si usted, amigo lector, tiene un caballo, no puede acercarse al hipódromo porque le toca competir un jueves a las 15 horas cuando la gente generalmente está trabajando, prepárese a sufrir a lo lejos; y a empezar a perder la pasión de a pasitos…

Dicen que es para luchar contra los banqueros y contra el juego clandesino, y, la verdad, pareciera que, ante las primeras evidencias, lo que han hecho es beneficiarlo bastante; esos 2 millones de pesos que “quedaron por el camino ayer” a algún lado fueron a parar. Seguro.

Sería buenísimo que los dirigentes se plantearan pelearle al juego ilegal con otras armas, por ejemplo, ofreciendo atractivos que estos le brindan a sus “clientes” pues en los hipódromos, ya sabemos, los hechan más que cobijarlos.

También se podría mejorar la calidad de las carreras, hacerlas más fáciles y no una adivinanza; atender al público con la calidad que se merece y que es norma en el mundo; bajar los precios de las apuestas, como ocurre en tantos lados; dejar de inventar “pozos garantizados” y volver a los incrementos que hoy sólo se estilan en Palermo. Hay tantas cosas para hacer…

El turf argentino es inexplicable. Pareciera que muchos de sus propios actores y dirigentes estuvieran empeñados en hundirlo lo máximo que se pueda. En el entrañable Hipódromo de La Plata, ese vislumbra ser el camino. Lamentablemente.