El hijo de Minister’s Joy se quedó este domingo con el Clásico José Rodríguez Razzeto (G3) y llegó a las 14 victorias, 13 de ellas jerárquicas

LIMA, Perú (Especial para Turf Diario).- Seamos sinceros. Aunque era favorito, Abdel Nazer (Minister’s Joy) tenía más las de perder que las de ganar en el Clásico José Rodríguez Razzeto (G3-1700 m), pero superó todos los escollos por delante a punta de garra, de calidad, de clase. Retuvo el título de esta carrera cuando parecía a una cuadra del espejo que solo estaba condenado a completar el podio. Pero es corajudo el cariblanco. Sabe su trabajo y nunca da una carrera por perdida. Y arriba tiene un complemento como Martín Chuan, tan aguerrido como él, que la lucha hasta el final y se luce en la definición.

La carrera era complicada porque al frente tenía un rival como El Puma Carranza (USA-Drosselmeyer), un peso pesado de las dos curvas al que sacaron de su distancia habitual para intentar destronar al campeón de la milla. Pero, como lo señalamos en la previa, no todos los caballos pueden aceptar abruptamente el cambio de recorrido. Menos si se trata de bajar de los dos codos a la media distancia. Las velocidades son diferentes y hay que ser extremadamente bueno para poder sortear ese problema.

El Puma Carranza no salió explosivo, como nos tiene acostumbrado. Le costó moverse rápido al inicio y tuvo solamente que seguir de cerca al puntero Warrior Heart (USA-Lord Justice) que, como acordándose de sus épocas de juvenil, salió decidido a marcar el paso, convirtiéndose en una muralla para el que osara perseguirlo. Le planteó carrera a ‘El Puma’ y obligó a que el jinete de éste, Miguel Vilcarima, tenga que recurrir a la fusta para tratar de presionar al puntero. Pese a ello, nunca pudo pasarlo.

En cambio Abdel Nazer se alimentó de todo ese tranco ligero del inicio. Chuan primero intentó quedarse en la baranda, pero en cuanto advirtió que se le podían complicar las cosas, lo sacó a una segunda línea y lo guardó ahí, esperando el momento justo. Lo acercó paulatinamente y en los 600 finales ya tenía cara de ganador, toda vez que los otros rivales venían movidos, castigados, jugados.

Pero en la recta pasó lo inesperado. Abdel Nazer demoró en despertar y, lejos de ello, empezó a correr en zigzag, pesado, obligando a su jinete a remar y pegar para intentar ponerlo en carrera. Adelante, Warrior Heart se hacía sólido y El Puma Carranza, más por amor propio, empezaba a descontarle de a poquitos.

Pero cuando todo parecía cuesta arriba para Abdel Nazer, salió la clase del crack. El caballo pareció despertar y en un final a lo Hitchcock descontó y llegó a tiempo para clavar una cabeza a su favor, batiendo a ese puntero que cayó con todos los honores. Y encima El Puma Carranza, que también regresó con algo de ímpetu, pero al que no le alcanzó.

Aunque recién la próxima semana se definirá el liderazgo entre la potrillada, y de ello seguramente el principal aspirante a Caballo del Año, del lado de los adultos hay un serio aspirante al título máximo de la hípica peruana. Un enorme corredor que encontró en el mediofondo su mejor reducto y donde tiene para seguir reinando por un largo tiempo más.