Conocido como el Feiticeiro, ganó 19 estadísticas en Cidade Jardim, 11 de ellas consecutivas; tenía 77 años y en argentina corrió dos Pellegrini

SAN PABLO, Brasil (Especial para Turf Diario).- Con mucha tristeza la familia hípica brasileña despidió el viernes último al jockey Albenzio Barroso, uno de los más grandes ídolos de la fusta paulista y que falleció a los 77 años después de perder la batalla que por un largo tiempo le dio a un cáncer en el intestino.

Conocido con el apodo de “Feiticeiro”, inició su trayectoria entre finales de la década del 50’ y comienzos de los años 60’ en el Hipódromo da Gávea, en Río de Janeiro, donde se destacó en su camada de aprendices, pero fue en Cidade Jardim donde escribió las páginas más deliciosas de su espectacular historia sobre la cruz de un sangre pura de carrera.

Fue justamente aquí donde brilló por 40 años, sumando 17 consagraciones en la estadística de jinetes paulistas, 11 de ellas conseguidas de forma consecutiva. Según cuenta el periodista Pablo Gama, Barroso era un profesional de características singulares. Cuenta que: “No era el mejor en ninguno de los principales fundamentos de la profesión, pero los dominaba a todos muy bien”.

Discreto en su día a día, correcto y dueño de un buen humor permanente, esas características lo llevaron a ganarse un profundo respeto por parte de la afición, que le tenía un cariño particular, como a todos los ídolos.

Barroso ganó innumerables carreras e hizo duplas con caballos tan buenos como El Asteroide (Elpenor), Kenético (Earldom), Off the Way (Tratteggio), Bomba Atómica (St. Chad), Vekrezo (Kenético), Clausen Export (Spend a Buck) y Meu Gaucho (Restless Jet), entre otros.

Albenzio Barroso compitió varias veces en las pistas argentinas, por ejemplo, montando a Ramirito (Clackson)  cuando fue sexto de Potrillón (Ahmad) en el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1) de 1991, o en la versión de 1996 de esa misma competencia, cuando con Adolescente (Legal Case) finalizó en la undécima colocación. El jockey también fue parte de alguna de las versiones del Torneo Fustas de América, que era organizado por las asociaciones de periodistas sudamericanas.

Con Albenzio Barroso la hípica sufre una pérdida dolorosa, la de un jockey que supo consagrarse entre los mejores, pero, sobre todo, ser admirado.