Con sus colores del Fox Hill Farms corrieron Songbird (foto), Havre de Grace y Hard Spun, pero también los sudamericanos Bal a Bali, Royal Ship y Solar Flare

Después de luchar durante muchos años contra el cáncer, falleció el domingo último Rick Porter, uno de los propietarios más importantes de los Estados Unidos, el hombre detrás del Fox Hill Farm. Tenía 80 años.

Respetado por todos, el recorrido de Porter comenzó como un fanático de las carreras de caballos, allí en Delaware Park, el hipódromo cercano a Wilmington, su lugar de nacimiento. Su padre hacía apuestas de 2 dólares a tercero por él en aquellos tiempos, según recordó en una anécdota el Thoroughbred Daily News. Ya mayor, de la mano de su Porter Auto Group pasó a ser líder en la materia, pero sólo en 1994 se transformó en dueño, abriendo una pequeña caballeriza con el preparador Jason Servis. Fue con el profesional con el que se dio el gusto de tener su primer gran suceso en la industria, cuando la potranca Jostle (Brocco) fue una de las mejores de 2000, venciendo en cuatro stakes y destacándose su conquista en el siempre importante Coaching Club American Oaks (G1).

Jostle fue sólo el comienzo de una zaga de grandes caballos a los que luego se fueron sumando Round Pound (Awesome Again), vencedora en el Breeders’ Cup Distaff (G1) de 2006; el extraordinario Hard Spun (Danzig), la recordadísima Eight Belles (Unbridled’s Song); la gran Havre de Grace (Saint Liam), Caballo del Año durante 2011 en los Estados Unidos.

Pero hubo más: Omaha Beach (War Front), Kodiak Kowboy (Posse), Joyful Victory (Tapit)… Y, por supuesto, la fantástica Songbird (Medaglia D’Oro), una verdadera crack.

Porter también tuvo muchos éxitos con caballos sudamericanos, destacándose las conquistas de G1 en el norte que logró con el brasileño Bal a Bali (Put It Back), aunque tampoco pueden pasarse por alto al argentino Solar Flare (Southern Halo) o, más recientemente, a los también verdeamarelhos Jolie Olímpica (Drosselmeyer) y Royal Ship (Midshipman).