El Bosque atraviesa un momento complicado: poco presupuesto, pocas carreras, eliminaciones masivas, estructura deteriorada, atraso en el pago de premios, bolsas retrasadas y sigue la lista…

Por Diego H. Mitagstein

Hace un puñado de meses apenas, la asunción de Mariano Cowen como nuevo Administrador del Hipódromo de La Plata llegó con aires renovadores. Sin embargo, después de un Gran Premio Dardo Rocha (G1) que despertó ilusiones de volver a ver brillar al Bosque, el camino comenzó una curva descendente que aún no encuentra límite y el miedo de todos es que termine como siempre: mal.

Entre decisiones técnicas cuestionables, atraso en el pago de los premios, un tope para el máximo de carreras, según dicen, por cuestiones de presupuesto, e instalaciones que fallan y fallan, la historia de los queridos eucaliptos naufraga otra vez en un mar de incógnitas, como desde que el Estado lo tiene a su cargo, confirmando su habilidad para destruir todo lo que toca.

El hipódromo es parte fundamental para la estructura laboral de La Plata, pero, sin embargo, es un botín preciado, con un montón de plata en juego a través del fondo de reparación que, si se investiga, muchos se sorprenderán por lo poco que llega para acomodar los números.

Hace años que, mayormente, las carreras allí subsisten con las recaudaciones y alguna que otra remesa que se envía desde la Lotería provincial para tapar baches. Podría ser ParisLongchamp, pero es La Plata, un poco por la misma actitud de su ente rector y un poco porque los otros hipódromos importantes lo pisan, lo quieren tener atado, no sea cosa que…

Hace 6 meses que los premios no aumenta allí, y con un 6 por ciento promedio de inflación mensual significa una pérdida enorme para todos los actores, quienes viven del turf y propietarios, a los que la pensión les aumenta de a semanas. Cuando la actual Administración acomodó el tema recompensas, hubo llamados para pedir no continuarán aumentándolas. La mediocridad reina.

Ahora trascendió que no se hacen más de 12 ó 13 carreras porque no da el bolsillo. Así, la malaria lleva a decisiones técnicas por parte de la comisión de carreras y la oficina de carreras que dan bronca. Es común ver cómo en vez de dividir carreras con anotación numerosa, se procede a la eliminación de más caballos que los ratificados.

Esta semana, por ejemplo, se dio de baja el Clásico Derli A. Gómez (G3-1200 m), parte del proceso selectivo de las potrancas y entre cuyas ratificadas estaba Celestial Filly, la mejor del momento, invicta en 6 actuaciones y que así hiciera walk-over sería un llamador de atención. Nunca se supo cuántas habían quedado, porque no hay transparencia al respecto al no indicarse ese dato, sino sólo mencionar en la tela la carrera como dada de baja.

La dirigencia hípica, en todos los niveles, está acostumbrada a tirarse tiros en el pie, a preferir siempre la economía al bien o proyección de la actividad, y, lamentablemente, nos estamos acostumbrando, como a la inflación. Hay decenas de entidades y gremios que cobran del fondo o toman parte del producido de sus afiliados para vegetar de una forma alarmante, con menos reacción que un caracol; y no se les cae la cara, por el contrario, siempre dicen o esgrimen que hacen, aunque todos sepamos que no hacen.

La Plata transita otra etapa complicada, no paga premios hace semanas y, en un año de elecciones, todo se profundizará pues, como siempre, es una caja del Estado. ¿El turf? Bien gracias, ¿y usted?