Gran conducción del jockey mediante, Barón Rojo brilló en el G1 del domingo; Mazarín en el Prado Heudebert (G3)

LIMA, Perú (Especial para Turf Diario).- A Edwin Talaverano le preguntan por qué ganó Barón Rojo (Minister’s Joy) y él responde: “Por mí”. Y no hay vanidad en su respuesta, valgan verdades. Resume en dos palabras el porqué del triunfo del corredor potrillo en el Clásico Ricardo Ortiz de Zevallos (G1-2000 m), la segunda manga de la cuádruple corona nacional. Fue el destacado látigo nacional el artífice de hacer lucir el talento de este castaño que la mano sapiente de Jorge Salas ha puesto en la ruta hacia el Derby Nacional (G1-2400 m), del mes próximo.

Cierto que la carrera se vio deslucida por la caída, al momento de la partida, del jinete José Reyes, conductor de Airbus (Khozan), el héroe de la Polla de Potrillos (G1-1600 m). Aunque el público no se había inclinado por él como favorito de la competencia, era el único con posibilidades de aspirar a la cuádruple corona y toda la chance la dejó en esa largada que solo fue el colofón de un desorganizado ingreso al partidor, que demoró una eternidad, cuando debió ser mucho más ágil.

En todo caso, eso no desmerece en nada la victoria de Barón Rojo ni el accionar del “Chico Maravilla”. Edwin volvió a dictar, desde el sillín, una cátedra de cómo manejar un tren de carrera que podría resultar adverso para la gran mayoría. Porque se sabía que Yupanqui (Jet Black) iba a tener el control de las acciones y era obvio que aprovecharía al máximo esa ventaja para manejar el tren, con parciales lentos, que lo engrieran en el comando (marcó más de 26s0 para el segundo y tercer parcial). Había que hilar muy fino desde atrás para no caer en el juego de entrar a ese ritmo, ni tampoco para ir a buscarlo tempranamente y desgastarse en una pelea innecesaria.

La experiencia de Talaverano fue fundamental para que las cosas se dieran a su favor. Ubicó a Barón Rojo en el tercer puesto, casi a la par de Farmer’s Gold (Lord Justice), el tresañero que buscaba dar el salto al G1 tras venir de ganar una condicional para perdedores. Pero poco le duraron las ganas. A falta de 800 metros, ya no tenía fuerzas para seguir en la pelea y se quedó sin capacidad de respuesta.

Fue cuando Talaverano y Barón Rojo quedaron solos ante el puntero Yupanqui, aunque la amenaza aparecía a su derecha, encarnada en el ‘no ganador’ Freedom (Lord Justice), que asomaba por el exterior con pretensiones a reclamar la victoria.

De inmediato, la idea de tener a otro potrillo saliendo de perdedor en un G1 -como lo fue Airbus en la Polla- invadió la mente de muchos. Pero Talaverano fue poniendo las cosas en orden cuando entraron a la recta final y cargó sobre la línea del puntero.

En los 400 metros finales, Barón Rojo le tiró a Yupanqui toda su calidad y ambos empezaron en una disputa intensa, a la que se unió Freedom para hacer del final de este Ortiz de Zevallos un deleite para la afición. Los tres rivales se trenzaron en una pelea que por momentos no tenía un claro ganador, aunque el pupilo del Unicornio todavía no explotaba del todo.

Talaverano hizo gala de su estilo y un oportuno cambio de fusta, de la mano izquierda a la derecha, permitió que Barón Rojo dejara en el camino a sus oponentes en los últimos 150. El caballo, con un nuevo aire, se sacudió de la pelea y se estiró hasta la meta, sacando hasta tres cuerpos de ventaja, para no dejar dudas de su superioridad. Yupanqui, con la valentía de un guerrero inca, volvió en el final para quedar segundo, quitándole el placé a Freedom, en una actuación por demás descollante, teniendo en cuenta que no corría hace más de tres meses.

Dos escoltas que confirman que el triunfo de hoy, pone a Barón Rojo entre los primeros lugares de preferencia para el Derby Nacional (G1), una carrera que, desde ya, empieza a despertar el interés de la afición y donde Talaverano, de repetir la faena, se podría bañar de gloria nuevamente.

Mazarin, brillo

Ya no quedan dudas para afirmar que Mazarín (Buenos Días) es, hoy en día, el mejor gramero de la actual potrillada en Monterrico. Este sábado se cobró la revancha con Ancón (Yazamaan), que lo había derrotado por poco en su anterior, y se mostró ampliamente superior en el Clásico Gustavo Prado Heudebert (G3-2000 m, césped), abriendo su camino hacia el Clásicó Postín (G2-2400 m, césped), dentro de un mes.

Bajo la muñeca realmente atinada de Renzo Rojas –quien esta vez aplicó el manual con mucha inteligencia– desplegó un fuerte avance en la recta final, incontrolable para los rivales de turno y estableció clara diferencia sobre el numeroso lote para dejar sentenciado que en la grama él es el que manda.

Le estableció 2 1/2 cuerpos a Zyram (Yazamaan), un caballo que parece estar destinado a ser su gran escolta. En mayo había caído por 1 1/2 cuerpos en el Clásico Simón Bolívar (1600 m, césped). Esta vez vuelve a verlo desde atrás, aunque en una actuación verdaderamente notable. El nieto de Privayely Held había estado desde la partida peleando el primer puesto y se llenó de valentía para regresar por los palos cuando todo estaba prácticamente sentenciado, rescatando un placé que ratifica sus condiciones para este escenario.

La carrera, sin embargo, no se movió a un ritmo exagerado. Salvo cuando Zyram tuvo que sentir de cerca la presión de Warrior Heart (Lord Justice), que lo fue a dominar en la subida. Pero ni allí la prueba adquirió parciales de vértigo. La ausencia de más caballos ligeros (Trafalgar se había escapado minutos antes de la partida) hacía, por el contrario, que los caballos de medio lote corrieran más cerca de los punteros. El que estuviera mejor colocado y sin tropiezos tendría la primera chance en la definición.

En ese análisis, Renzo Rojas se cuidó de no tener problemas de tráfico. Ubicó a Mazarín por una tercera línea, midiendo de cerca el accionar de Ancón y evitando darle algún tipo de ventaja. Cuando hace un mes, había perdido ante el mismo caballo, el pupilo de Suárez había encontrado una inmejorable pasada por los palos y la astucia de Trujillo fue fundamental en el desarrollo.

Esta vez, Ancón estaba encajonado a los palos, teniendo delante a Zyram y a su derecha a Mazarín. Era evidente que Rojas no le iba a ceder el espacio para que pudiera avanzar, por lo que Talaverano quedaba a la espera de una mejor oportunidad. Cosa que nunca se dio.

Cuando entraron a la recta, Warrior Heart se fue rumbo hacia el espejo, pero Mazarín apareció a su costado y no le costó mucho esfuerzo igualar la línea del puntero. A esas alturas Ancón buscaba su mejor sitio para iniciar la atropellada, aunque ya parecía que el tiempo y la distancia no le ayudarían.

En cuanto Renzo Rojas soltó a su conducido, éste respondió sin problemas y se fue hacia la meta, estirando ventaja apreciable sobre el grupo para sellar su cuarto éxito y el tercero de categoría clásica. Desde atrás, remontando posiciones por los palos, Zyram volvió para quedar segundo, delante de Ancón y Singe The Water, que prácticamente llegaron de la mano.

Un gran triunfo del pupilo de Andrés Arredondo que le rinde un homenaje póstumo a la figura de don Juan Magot Bielich, su propietario recientemente fallecido, y quien desde algún lugar, debe seguir con entusiasmo la campaña de este pequeño pero noble caballo que se empieza a abrirse un sendero importante hacia lo que puede ser su clasificación para el próximo Gran Premio Latinoamericano (G1). El camino, en todo caso, recién empieza.

Néstor Obregón Rossi

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