Dejó el país en 2002 tras el corralito y tras muchos años de trabajo se convirtió en uno de los preparadores más importantes allí; con Il Decamerone acaba de ganar la Copa de Oro en San Sebastián

Jaime Salvador G.

Veinte años después de llegar a España escapando del corralito Oscar Anaya ganó su primera Copa de Oro española con Il Decamerone (Born to Sea), su primer “partant” en la prueba reina donostiarra. “Estoy aún en San Sebastián, no me quiero ir de aquí”, dice el argentino tratando de saborear al máximo el que ha sido su mayor éxito profesional.

“Empecé a verme ganador en el paddock”, reconoce abiertamente Anaya, que solo temía en ese momento a The Way Of Bonnie (Thewayyouare). “Llevaba tiempo siguiendo a Il Decamerone, el día que entró en la cuadra le dije al propio Ricardo (Sousa, el jockey) y al resto de los chicos que iba a ser nuestro mejor caballo, y si no el mejor que estaría cerca de serlo. Es muy profesional y no me ha decepcionado”, revive aún emocionado.

Anaya (51) lleva vinculado a las carreras de caballos desde los 14 años, cuando empezó como peón en las cuadreras argentinas- hasta que en 1988 se trasladó a La Plata con Martín Goicoechea padre. “Siempre estuve con él, desde los 14 hasta los 31 años que decidí venir a España. Me enseñó muchísimo. He aprendido cosas en Europa, pero mi base es de allí y no he cambiado nunca mi forma de trabajar, por eso a muchos les sorprende mi manera de entrenar”, explica. 

“Cuidar bien al caballo, es lo principal que te enseñan allí. El peón tiene que hacer que el caballo esté muy a gusto en su casa para que salga a hacer su trabajo bien. Para mí es la clave de todo. En las cuadreras se vive con el caballo porque son carreras de 300, 350 metros, y cualquier mínimo detalle te cuesta una victoria. Es algo que sigo aplicando, da igual que sean 350 que 2400 metros. Si el caballo se encuentra a gusto en su casa puedes estar tranquilo que te dará todo el día de la carrera”, añade.

La crisis económica que vivió la Argentina en 2001, que llevó al presidente Fernando De la Rúa a declarar en diciembre el estado de sitio para renunciar a su cargo un día después, fue el germen de su aventura española. “El 3 de agosto de 2002 alcancé a zafar, son fechas que se quedan grabadas. Vi un agujerito y me escapé del corral en el primer avión que pude agarrar”, recuerda el hombre oriundo de Junín, que se instaló en Mijas.

Renunciar a sus raíces (familia, amigos, etc.) es un sacrificio que solo los que han emigrado valoran en su justa medida y su victoria en la Copa de Oro es, además de una gran satisfacción, la recompensa a una larga trayectoria con etapas en el sur, norte y centro de España. “Llegar a estar entre los mejores no sucede de golpe, es algo que requiere mucho trabajo. Es un objetivo que siempre tuve en mi cabeza por eso me quedé en España, siempre tuve esa idea. Me repetía una y otra vez que tenía que llegar”.

Cuando se cerró Mijas, Anaya puso rumbo a San Sebastián “porque tenía poquitos caballos y creía que aún no era competitivo en Madrid”. Desde el País Vasco bajaba a Andalucía, a hacer la temporada de Dos Hermanas, para instalarse posteriormente durante un par de meses en Madrid “a ver si tenía la oportunidad de ligar una cuadra con más caballos y poder luchar con los de arriba”, comenta el preparador, que se decidió a dar el salto coincidiendo con la entrada en su patio de Reza Pazooki, propietario con el que ha ganado el Oro. “Un día se acercó Reza Pazooki y me dio 8 o 9 caballos y me encontré con una caballeriza de 20 ejemplares y ahí es cuando decidí quedarme al verme con las armas necesarias para pelear. Siempre tuve la idea de estar arriba. No entiendo mi trabajo si no tienes en mente pelear con los mejores. No soy un conformista, siempre quiero más».

Pese a que su triunfo en la Copa de Oro ha significado su mayor logro, para Anaya es una parada más en un tren de largo recorrido al que restan aún estaciones por visitar. “Estoy muy contento por ganar la Copa de Oro pero tengo otras metas. Me gustaría ganar carreras más importantes todavía fuera. Mi objetivo es tener un caballo bueno y correr algún grupo en Francia. No correr, tener la posibilidad de pelearlo. Por eso no soy de salir fuera. Sé que tengo algún caballo como para disputar un listed, pero cuando salga a correrlo quiero ir con la intención de ganar”.

“Estoy muy contento por ganar la Copa de Oro pero tengo otras metas. Me gustaría ganar carreras más importantes todavía fuera. Mi objetivo es tener un caballo bueno y correr algún grupo en Francia. No correr, tener la posibilidad de pelearlo. Por eso no soy de salir fuera. Sé que tengo algún caballo como para disputar un listed, pero cuando salga a correrlo quiero ir con la intención de ganar”

Oscar Anaya

Con Il Decamerone Anaya puso fin en julio a una ausencia que se prolongó durante más de 3 años en Francia y a 20 años sin tener representación en la Copa de Oro, saldando su presencia en Tarbes y San Sebastián con sendas victorias. “Siempre me preguntaban por qué no me animaba a correr la Copa de Oro, pero a mí no me vale con correrla, si yo venía era para ganarla o al menos pelearla. Mi peor performance en los grandes premios de este año ha sido un quinto lugar, no me gusta anotar un caballo si no creo que tiene opciones».

Consciente de pelear en inferioridad numérica respecto a un gigante como Guillermo Arizkorreta, Anaya no pierde de vista la estadística. “No sé si la podré ganar, pero estoy seguro que voy a darle un dolor de cabeza a Guillermo porque nunca corrí la Copa de Oro ni el Gobierno Vasco, y hay mucho dinero en juego, pero este año tengo opciones en las dos carreras”, advierte.

Con Speak In Colours (Excelebration) buscará el domingo próximo completar ese doblete. “Es un guerrero. La preparatoria la afrontamos como tal. Le pedí a Diego (Sarabia) que lo montara tranquilo, de menos a más. En San Sebastián es muy difícil remontar y él pasó de último a primero en la recta, eso no es fácil. Se adapta bien a la pista y si hubiera barro no sería tampoco un problema. Tiene todas las condiciones para hacer una muy buena carrera”.

Tras el Gobierno Vasco volverá a Sanlúcar de Barrameda donde el año pasado facturó 87.000 euros. “Mi objetivo este año es llegar a los 100.000 euros en premios” dice. Y va en camino de lograrlo, ya que Anaya despidió el primer ciclo con 54.220 euros de ganancias. Luego le espera Madrid, porque en el turf español todos los caminos te llevan a Madrid y el Román Martín parece ser la ocasión ideal para presentar en sociedad en la capital a su nuevo campeón. “Será, posiblemente, su próximo objetivo. Una distancia mayor en La Zarzuela es complicado que la haga porque es una pista muy diferente a la de San Sebastián. También tengo en la cabeza correr listed en el sudoeste, en Toulouse, donde ya lo hizo muy bien el año pasado”, adelanta.