El jockey espera con Sixties Song una despedida perfecta de la carrera más importante de todas

Pablo Falero lo confirma; sin titubear, convencido de lo que dice. Así como hace algunos meses anunció en estas páginas su retiro definitivo de las pistas, con la misma seguridad dice ahora: “Creo que va a ser mi último Pellegrini”. 

Después del segundo de perplejidad del cronista; de un silencio lógico en la charla, imposible no preguntarle: ¿por qué? “Porque creo que debe ser así; porque no se puede tirar tanto de la cuerda sin pretender que se corte. Lo cierto es que no lo pensé mucho, pero es lo que siento y lo que está bien”.

Uno de los mejores jockeys de la historia, para muchos, el mejor deportista uruguayo de todos los tiempos (sí, en lo general, deportista…) Falero admite que pasa las horas previas hacia la carrera más importante de Sudamérica con total tranquilidad, seguro de lo que vendrá y con la obvia sensación de ansiedad; sintiendo que quisiera que la carrera fuera ya.

Ganó el Pellegrini por primera vez en 1991, con Potrillón (Ahmad), y repitió al año siguiente con la liviana Potri Pe (Potrillazo). En 2000 guió a Guarachero (Slew Gin Fizz) para llegar al triplete y en 2005 se unicó con Storm Mayor para el poker. ¿Podrá decirle adiós a la gran carrera con una nueva victoria?

La respuesta a ese interrogante la tendrá Sixties Song, el favorito de muchos en la previa y con el que Falero sueña hacer realidad eso de la despedida perfecta, soñada, imborrable. “Correr un Pellegrini le da un plus a todo este momento que estoy viviendo, y más todavía cuando te toca tener un caballo así, candidato. Se lo ve bien, siguió bárbaro después de ganar la Copa de Oro. Definitivamente estoy seguro de que el que quiera ganar le va a tener que ganar a él”, lanza, con la misma “línea” de seguridad del comienzo.

Se le pregunta si las dudas lo abrazan con los pronósticos de mucha agua para el jueves y que pueden dejar el césped de San Isidro en condiciones de pesado, una situación que, en general, últimamente no ayudó nada al hijo de Sixties Icon. Pero no, nada lo mueve de su pensamiento: “Miré mucho sus carreras anteriores, como el 25 de Mayo, cuando corrió bien en el barro. Me parece que ese día perdió más por cuestiones de desarrollo que por temas propios, se hizo lento y quedó rápido adelante en la recta. Quizás antes, cuando no pasaba por tan buen momento, uno buscaba como excusa el piso blando para tratar de explicar la razón por la que no rendía; por ahí nos equivocábamos y el tema estaba en lo que finalmente se descubrió”, resume.

Falero tendrá monta en cada una de las grandes carreras que aguardan el sábado próximo en el Hipódromo de San Isidro, pues además de Sixties Song en el desafío máximo, se subirá a Imagen de Roma (Roman Ruler) en la milla del Gran Premio Joaquín S. de Anchorena (G1) y a Elogiado (Archipenko) en el kilómetro del Gran Premio Félix de Alzaga Unzué (G1).

Primero repasa la carrera de Imagen de Roma: “La verdad que no recuerdo que haya habido desde que llegué a la Argentina un ganador del Jockey Club que haya bajado al Anchorena, pero nosotros teníamos un plan B como Sixties Song que se convirtió en plan A., y de allí la decisión. Está bien, y no creo que la distancia le vaya a jugar en contra, aunque será muy numeroso y eso siempre tiene sus cosas”.

Con Elogiado ya ganó el Sprint (G1) de las Estrellas, y ahora buscará el doblete de máximo nivel en el Unzué, más allá de que el crédito de Santa Elena no viene volando demasiado alto: “El otro día me bajé del caballo y le dije a Alfredo -Gaitán Dassié, el cuidador: ´Me parece que lo tenemos de nuevo´. Le cambiamos la forma de correr y mover y mejoró; la verdad es que no hay una razón que tengamos por las que corrió tan mal las últimas. El Unzué es la carrera más difícil de ganar y más fácil de perder, en 1000 metros no hay tiempo de nada, y menos con tantos caballos en la pista”.

Se le pide un balance del año, y es detallista: “Empezó muy mal y por eso también tomé la decisión que tomé. No me merecía no tener montas buenas, correr poco y no poder ganar; tener ilusión. Sentía que no podía hacer nada para mejorar la situación, pero después los caballos y los cuidadores a los que les corre más seguido se enderezaron y empezaron a llegar los triunfos, muchos de ellos importantes. Al fin de cuentas recordaré el 2018 como un muy buen año en lo particular”.

Cada día se despide un poquito Pablo Falero, le va diciendo adiós al público que lo adora con faenas increíbles, propias de un jockey diferente como es él. Y cada día se lo va extrañando un poquito más, aunque aún esté en el hipódromo vestido con botas y breeches; el casco puesto y la fusta lista. Habrá que empezar a acostumbrarse, a aceptar que el Falero piloto, el monstruo que dibujó por tantos años victorias inolvidables, será pronto parte de la historia; de la mejor historia, por supuesto. El del sábado será su último Pellegrini. Habrá que disfutarlo al máximo. Después de conocer la noticia, puede adivinarse por qué caballo hinchará el 95 por ciento del hipódromo…

Diego H. Mitagstein