Con Imagen de Roma conquistó su cuarto Jockey Club, 14 años después de su anterior festejo
En la etapa final de su trayectoria, cada charla deja ver un Pablo Falero reflexivo, de lágrima fácil y sin pelos en la lengua. El “cassette” quedó definitivamente archivado y cada palabra que sale de su boca tiene sinceridad plena; como todos los deportistas, a veces hay que ser “políticamente correcto”, pero ya en la recta hacia su retiro, el uruguayo superó esa etapa.
El mejor jinete que muchos de los “burreros” actuales hayan visto en su vida, Falero dio una demostración fantástica de su vigencia en la conducción que llevó a Imagen de Roma (Roman Ruler) hacia la victoria en el Gran Premio Jockey Club (G1) del sábado último en San Isidro. Fue poesía en movimiento, una de esas faenas que deberían pasarse y repetirse, y repetirse, y repetirse, en cualquier escuela de aprendices. Ver al mejor actuar como el mejor.
“La pasé lindo el sábado en San Isidro, el jockey Club era una carrera que se veía muy difícil en los papeles, porque creo que la calidad de los caballos este año no ha sido la mejor. Sinceramente yo no le tenía tanta fe al caballo por eso no lo corrí cuando fue segundo en la Polla (G1); siempre me ha dejado alguna duda pero, después de esa carrera, el potrillo al que monté siempre ya no era el mismo. Lo encontré que había madurado mucho y ya lo empecé a mirar distinto, porque había tenido un cambio muy positivo”, dice el jockey, como un primer balance/análisis de su aplaudida actuación.
“Bien puesto” para las entrevistas, las maneja de taquito. Casi que no es necesario repreguntar demasiado, sólo encuentra el camino “al disco: “En realidad yo creo que tenemos un par de potrillos mejores que Imagen de Roma (Roman Ruler) en el stud y, tal vez, por eso, a veces uno le pierde un poco la confianza. Pero tampoco se trata de sacarle mérito, porque siempre cumplió y solo tenía una carrera mala, que fue porque no lo corrí bien. Sus otras actuaciones fueron bastante buenas, nunca se cayó del tercer puesto. En general, ha sido un caballo muy seguro siempre. Me sorprendió mucho la carrera que hizo en la Polla, ¡no esperaba que corriera tan bien y por eso me quedé con Dar La Paz (Roman Ruler), que había ganado debutando muy bien, y que había corrido bárbaro una categoría dura. Después de las Estrellas Imagen de Roma había quedado bien pero me parecía que el otro tenía más calidad. Pero maduró, había cambiado la manera de trabajar, se había amansado mucho y puesto muy manso. Eso es muy importante para correr una carrera de 2000 metros”, añade a sus palabras.
Falero cuenta un poquito cómo vivió la carrera desde arriba: “El desarrollo se dio perfecto. El caballo me ayudó mucho; antes era un poco apurado y tiraba bastante. Lo corrí con los tapones hasta pasando la mitad del codo y ahí se los saqué, pero igualmente se había amansado mucho, hizo todo bien. Lo primero fue alcanzar a Endormoon (Endorsement), que había disparado bastante, y después, aguantar a los atropelladores; en San Isidro siempre aparece uno en el final, pero lo hicimos bien. La carrera se hizo difícil pero el potrillo le puso mucho empeño y se nos terminó dando”.
Imposible no consultarlo sobre cómo lo ve de aquí en más, y en sus palabras se mezclan un poquito el “jockazo” actual con el cuidador que se viene: “Vamos a ver qué pasa. Por ahora ya llegó bien a los 2000 metros ayudado para que se dé el resultado, capaz que si sigue madurando por ahí podemos subir pero, a veces los caballos te van mostrando una cosa y después te encontrás con otra. Si me preguntabas hace tres meses si el caballo iba a correr 2 km, yo decía que no. Lo importante es que se adaptó bien al vareo y le ha cambiado mucho la cabeza. Creo que hay que probar, no sé si la idea es ir derecho al Pellegrini porque para correr el Nacional considero que es un caballo liviano. Todo eso lo decidirá la otra parte del equipo, porque el Nacional a muchos se les hace muy largo. Pasa que estas carreras están una sola vez en la vida de un potrillo, y por ahí no se las puede dejar pasar”.
Cuenta Falero que “La verdad estoy muy bien, contento, porque ganar un Grupo 1 de este nivel, y como lo gané, me hizo muy feliz. Siempre digo que tenés que mostrar que estás vigente todos los días… El primer semestre fue duro. Creo que en mi vida tuve tan pocas montas y tan poca calidad. Los caballos no estaban, los de compromiso no aparecían y cuando llegaron se empezaron a ver los resultados. Además, cuando empezas a ganar aparecen los caballos más competitivos. Trabajé como siempre, pero los caballos no llegaban. Por suerte cambió la tendencia.
Para el jockey fue el cuarto triunfo en el Jockey Club, pues antes había festejado con Ice Point (Roy, 2001), Lanciettier (Numerous, 2003) y Latency (Slew Gin Fizz, 2004). Se lo consulta sobre sí fue el último. Su respuesta es fiel muestra de su estado de ánimo: “No, todavía falta para 2019…”.
Simón Mitagstein