El hijo de Greenspring ofreció una demostración fantástica para ganar el Clásico Perú (G2) de Palermo al galope y por 8 cuerpos

No tiene techo Malibú Spring ya, sin dudas, convertido en uno de los mejores caballos del momento en Argentina. Durazzo (Fortify) y Luthier Blues (Le Blues) están en la cima, pero el hijo de Greenspring viene haciendo méritos como para acercarse al trono. Había dado señales contundentes cuando ganó bárbaro el Gran Premio Estrellas Mile (G1), y ahora amplió su “credibilidad” con una demoledora performance en el Clásico Perú (G2-1800 m, arena pesada), la gran carrera que se vivió este jueves en el Hipódromo Argentino de Palermo.

Caballo al que las nanas mantuvieron por mucho tiempo alejado de las pistas, en este regreso está corriendo como loco, mejorando en cada presentación, haciéndose más fuerte y terminante; hasta dejando a sus rivales en ridículo, como ahora, sin importar de qué nombres se trate. Cruzarse en su camino por estos días es como el cigarrillo: perjudicial para la salud.

El alazán del Stud El Irlandés, los colores de la familia Kehoe y del Haras Vikeda, su lugar de nacimiento, hizo galope largo en el Perú, sin tomarse las cosas en serio en ningún momento, sin hacerse drama alguno por la cancha brava o por enfrentar por primera vez en su trayectoria los 1800 metros. Está claro que nada ni nadie lo detienen.

Con William Pereyra en sus riendas, todo se trató de aguardar el momento indicado para avanzar y adueñarse de la punta… y de las palmas. Balsamic (Equal Stripes), como en 1400 o como en 2500 metros, mostró su velocidad para asumir rápido el liderazgo de la carrera, sin moros en la costa que le fueran a dar pelea. No hubo modificaciones y al llegar la recta el alazán del Stud S. de B. se abrió hacia la mitad de la cancha, con Malibú Spring ya corriendo algo más adentro con andar sobrador, esperando que su jockey le aflojara un poco las riendas para acelerar. Lo hizo en los 500 metros, pasando de largo unos segundos después y acumulando terminantes 8 cuerpos de ventaja a la hora de cruzar el disco sobre un Balsamic que por otros 5 dejó tercero a Maret (Master of Hounds), en un final sin equivalencias. Pepe Joy (Fortify) y Kodiak Boy (Treasure Beach) quedaron luego, al pescuezo y al hocico, pero volando bajito. Por si con la impresión que causó no alcanzara, el héroe de la tarde  marcó un tiempo de 1m47s76/100 y ¡sin darlo todo!

Ganador en San Isidro, Palermo y La Plata, Malibú Spring encuentra ahora en la cancha del Argentino el lugar perfecto para su lucimiento, y todo hace pensar que su próximo objetivo podría ser el Clásico Italia(G3), ahora sobre 2000 metros, otra de esas carreras que siempre son imperdibles, por más que su categoría no sea de las más importantes.

Crece y crece Malibú Spring, apoyado en un trabajo sin fisuras por parte de Marcelo Sueldo, su entrenador (al estar suspendido esta vez fue presentado por Emiliano Juárez), que primero lo recupero y luego lo llevó a un nivel soberbio, convirtiéndose en parte fundamental para la actualidad del caballo.

Producto del matrimonio perfecto entre Greenspring y Matsumura (Editor’s Note), el mismo que antes proyectó a las canchas a las ganadoras clásicas Misty Spring y Madonna Girl, Malibú Spring mejora en cada presentación, no encuentra límites en materia de distancia o rivales e ilusiona a su gente con llegar mucho más lejos. Durazzo y Luthier Blues están en otro nivel, es cierto, pero si hay otro caballo que hace méritos para sumarse a ese grupo, ese es Malibú Spring.