El potrillo quedó en perfecta forma y el sueño de la Triple Corona está en el horizonte

El turf argentino depende de muchos factores. Siempe es importante contar con buenos caballos, convocantes, diferentes, aunque, tonto sería no reconocerlo, muchas veces los dólares pueden más y la posición exportadora de la Argentina hace que esos cracks no tengan la posibilidad de calar hondo en el corazón del público. Es simple, resistirse al imán de los dólares, y menos aún en una situación complicadísima como la que atraviesa el país en la actualidad.

El nuevo ídolo de la afición se llama American Tattoo, que el sábado último en Palermo maravilló a todos venciendo de punta a punta en la Polla de Potrillos (G1). El zaino está siendo observado y estudiado desde muchas hípicas fuertes, pero Roberto Pellegatta, su entrenador, dice con solidez: “Quedó muy bien y está definido que, si no se vende, correrá el Jockey Club en San Isidro. No necesita mucho a la mañana, por lo que llegará en forma perfecta”.

La opción de la Triple Corona siempre es tentadora, más aún cuando se cumplen 22 años de que ningún potrillo pueda unir con efectividad cada una de las gemas. El último fue Refinado Tom (Shy Tom), que con Jorge Valdivieso y Roberto Bullrich, se abrazó por siempre a la gloria en 1996.