Se quedó con el primer paso de G1 de la temporada para los potrillos, batiendo por 2 1/2 cuerpos a Overlord

Ya no tenía voz para seguir gritando José Luis Grimaldi, el “Gringo”. “Me costó 30 años volver a ganar un G1, pero todo llega”, dijo casi a la pasada al cronista,mientras iba a la foto de Perro Callejero, el gran ganador que tuvo el Gran Premio Montevideo (G1-1500 m, arena), la prueba que abrió la serie de carreras fuertes en la tarde de Palermo y al que crió junto a sus hijos y nietos en su querido Haras Don Florentino.

La referencia de Grimaldi era hacia Piávolo (Farley), con el que en 1984 se llevó el Gran Premio Santiago Luro (G1). El “Gringo” le erró por 5 años, pues pasaron en realidad 35 desde que el invicto al que luego se llevó como padrillo brillaba en la misma arena de Palermo en que ahora el hijo de Qué Vida Buena lo devolvía a las grandes ligas.

Sacando máximo provecho de haber salido de perdedor sobre la misma distancia del Montevideo, Perro Callejero se jugó desde el pique por el triunfo, luchando adelante con Virreinado (E Dubai) y Sentimiento Key (Key Deputy), despachándolos en la recta y guardando las energías necesarias como para rematar con firmeza, controlando por 2 1/2 cuerpos el embate de Overlord (Endorsement), su escolta; a la cabeza, el gran favorito Eshebo (Interaction) completaba la trifecta, sintiendo por demás un tema en una mano que lo complicó en las horas previas a la carrera. Todo transcurrió al cabo de 1m27s14/100, excelente marca, por cierto.

Al cuidado de Sergio Carezzana y con los colores de la caballeriza El Doctor, Perro Callejero contó un aliado de lujo en Francisco Leandro, el jockey líder de las estadísticas. El proceso selectivo para los potrillos tiene nuevo dueño, “un perro que ladra y que muerde”; que quiere ganar y ganar. Y que sueña con mucho más.