Después del segundo lugar de Candyllano el 27 de diciembre, el peón cambió la muestra, fue descubierto por las cámaras y la prueba dio positivo a varias drogas prohibidas

La trampa siempre forma parte de la vida; y no sólo en el turf, en todas las actividades existen personajes sin escrúpulos. Pues bien, a fines de diciembre, en Palermo, sucedió un hecho casi criminal y que ahora derivó en durísimas sanciones hacia sus responsables, en una medida ejemplificadora y que ojalá sirva para amedrentar nuevos intentos.

La cuestión ocurrió después de la undécima competencia del 27 de aquél mes, cuando por las cámaras de seguridad ubicadas en la zona de toma de muestras para los análisis de dopaje los encargados del sector advirtieron como Gonzalo Gabriel Fernández, el peón de Candyllano (Señor Candy), que se había clasificado segundo en esa prueba, entregaba al personal veterinario otro frasco que llevaba preparado en su bolso. Al ser detectada la maniobra, se hizo la denuncia y se procedió a tomar una nueva prueba, que, finalmente, daría positivo de butorfanol, clenbuterol y dexametasona, un cóctel que potenció su actuación.

La comisión de carreras citó a Solange Quiroga, que era la encargada de presentar al potrillo en cuestión, que manifestó no haber estado ese día en el hipódromo en su descargo, ni tampoco al tanto de lo que había sucedido. Pero hubo más, pues los videos de la Villa Hípica demostraron que el caballo llegó al Argentino en un trailer conducido por Mariano Leandro Fornillo, esposo de Solange y que cumple una suspensión de 3 años aplicada por el Hipódromo de San Isidro por una violación al reglamento de doping.

Por tal motivo, Palermo terminó suspendiendo por 10 años a Solange Quiroga, por 5 a Candyllano (que no podrá volver a competir hasta el 29 de diciembre de 2027…) y distanciarlo del marcador, romper relaciones con la caballeriza Fran Giuli (a la que representaba el caballo en cuestión y perteneciente a los Fornillo) y extender por 5 años la sanción que ya pendía sobre Mariano Fornillo por ingresar al predio estando suspendido.

El castigo divino había llegado antes, el mismo 27 de diciembre, cuando Candyllano perdió haciendo que toda la despreciable maniobra elaborada fuera en vano. Y terminara saliendo carísima…