Ausente Padre Roberto, ganador del Ortíz de Zevallos (G1) y lesionado, el también albiceleste Milenial Boy (foto), su escolta aquella tarde, aparece como candidato
Néstor Obregón Rossi (Especial de El Crack Perú)
LIMA, Perú.- No habría hípica sin Derby. Es una máxima que resumen perfectamente la importancia de la gran carrera dentro del Deporte de los Reyes. Es que los orígenes de la carrera se remontan casi al nacimiento del turf moderno, ese que reglamentaron los ingleses, adecuándolo a las vie- jas pruebas griegas y romanas.
Siempre fue la carrera especial, la que todos querían ganar... el trofeo anhelado. El Derby de Epsom en Inglaterra, el de Kentucky en Estados Unidos, el de Viña en Chile, cada año, la competencia premia al mejor caballo o yegua de tres años. Porque no hay otra edad para correr esa competencia.
Penny Chenery, la recordada dueña de Secretariat, dijo alguna vez que muchos pueden contar sus anécdotas en la hípica, pero decir que ga- naron el Derby -y ella lo hizo en el de Kentucky-, hace que la conversa- ción pase a otro nivel, más superior.
En Perú, la carrera siguió esa tra- dición. Mucho más joven que los Derbys mundiales, los 123 años que tiene la competencia la hacen la prueba hípica más antigua del país y hoy, con el incremento de la bolsa de recompensa, la que reparte mayores premios a los primeros lugares (US$ 73 mil al cambio).
Fue la carrera que sobrevivió a los golpes militares, a las guerras mundiales, a las crisis económicas, al terrorismo. Siempre estuvo allí, para hacer olvidar por unos instantes todos los problemas sociales.
El Derby de 2024
Es una edición donde los aficionados lamentamos la ausencia -por lesión en los tendones- del argentino Padre Roberto (Hurricane Cat), ese imponente potrillo que deslumbró ganando el Clásico Ricardo Ortiz de Zevallos (G1-2000 m), donde mantuvo su in- victo en su segunda salida, pasando a ser el favoritismo para este Derby.
Sin embargo, sí estará La Kika (Badge Of Silver), la mejor potranca del año y que va en busca de una ha- zaña: Ganarle a los machos en los severos 2400 metros. Algo que no se da desde el 2008 y que solo han podido conquistar 23 yeguas a lo largo de la historia, ocho de ellas en los más de 60 años de vida institucional de Monterrico.
Con ella estarán los que figuraron en las dos primeras coronas de la generación (el Derby es la tercera gema de las cuatro que forman la Cuádruple Corona Nacional): el también argentinoMillennial Boy (Endorsement) y Magic Power (Power World), buscando las revanchas acumuladas nada menos que en la Cinta Azul.
Millennial Boy con el favoritismo por ser el placé de la Polla y el Ortiz de Zevallos, demostrando que no se le hace complicado llegar a la distancia de fondo; y Magic Power luchando de principio a fin, saliendo a buscar el triunfo sin desarrollos que jue- guen a su favor.
Tras ellos, es imposible descuidar a Santuario (USA-Yoshida), el importado que deslumbró en la Polla de Potrillos (G2-1600 m) y que mañoseó en el Ortiz de Zevallos (G1-2000 m) -las dos coronas previas-, perdiendo así toda su chance. En sus controles estará el aprendiz Rodrigo
Alonso, de 17 años, persiguiendo el sueño... un sueño compartido entre vareadores, jinetes, preparadores, dueños y criadores de 13 caballos. Cinco de los participantes no han ganado nunca en su corta campaña y buscarán emular a alguno de los tres caballos que pudieron hacerlo en la máxima carrera del turf, siendo Novillero (Southdale) el caso más reciente, en 2020.
Un dato que no debería pasarse por alto cuando se analice a esta generación, concebida en 2020 -el año de la pandemia- y que nació en la temporada siguiente, cuando todavía se sentían los estragos del Covid.
Así llegamos a este Derby Nacional (G1), una competencia donde no se puede dar la más mínima ventaja y que agrupa a una nación burrera alrededor de las carreras de caballos.
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