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Courtier encontró con Obataye su consagración definitiva como padrillo

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    Turf Diario
  • hace 4 horas
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Hijo de Pioneerof the Nile, ganador clásico en USA y con una familia materna sensacional, es una muestra de que la genética fuerte y constante achica considerablemente el margen de error


Courtier ganando en los Estados Unidos / JUDDMONTE
Courtier ganando en los Estados Unidos / JUDDMONTE

Por Diego H. Mitagstein

La genética muchas veces atraviesa laberintos que son una incógnita. No hay nada que garantice el éxito, aunque sí muchos puntos que disminuyen considerablemente los riesgos. Hay cabañas alrededor del mundo que hacen de sus principales líneas de sangre un soporte fundamental en sus triunfos permanentes, y, si hay una a la que el concepto le cabe a la perfección, esa es Juddmonte Farm.

Si bien ya pasaron varios años desde el fallecimiento del venerable Khalid Abdullah, el hombre que elevó su status hasta el cielo, luchando mano a mano ante potencias como Coolmore o Godolphin, pero con un plan mucho más reducido en cantidad, los pedigrees con su sello siguen recolectando momentos de gloria.

El recientemente celebrado Gran Premio Carlos Pellegrini (G1) dejó otro hito para Juddmonte Farm, donde se crio y para el que corrió Courtier, el padre de Obataye, el crack brasileño que se convirtió en el décimo octavo ejemplar extranjero en llevarse la carrera más preciada del continente.

Al cuidado de Bill Mott, Courtier ganó su primera carrera temprano a los 2 años en Keeneland, para luego repetir en Churchill Downs. Ya a los 3 años, reprisó con un segundo en el Kitten's Joy Stakes (L) y luego, tras una larga inactividad, fue tercero en el National Museum of Racing Hall of Fame (G2).

Llegaría luego su mejor triunfo, quedándose en Horseshoe Indianapolis con el Centaur Stakes (L), para finalizar su campaña con sendos no placé en el Hill Prince Stakes (G3) y en el Showing Up Stakes (L) y ser retirado con 3 éxitos en 9 salidas y premios por US$ 221.103.

Adquirido por un consorcio de propietarios para servir en el Haras Sao José da Serra, Courtier encuentra mucho respaldo en su éxito como padrillo en su genética.

Su padre no es otro que Pioneerof the Nile (Empire Maker), nieto del crack argentino Lord At War (General) y bien conocido por haber producido a American Pharoah, ganador de la Triple Corona en los Estados Unidos.

Soothing Touch (Touch Gold), la madre de Courtier, fue apenas placé a los 4 años, pero demostró una generosidad fantástica en el haras, dando también a triple ganadora de G1 Emollient (Empire Maker) -luego vientre de la G2 Raclette (Frankel), la clásica Ardent (Frankel), y de la placé de G2 Peace Charter (War Front)-; al clásico y segundo en G1 Hofburg (Tapit) -actualmente sirviendo también en Brasil, pero en Santa María de Araras; y de Calm Water (Empire Maker), ni más ni menos que la progenitora del estupendo Laurel River (Into Mischief), el Mejor Caballo del Mundo en 2024 y titular de la Dubai World Cup (G1).

La tercera madre de Courtier es la fenomenal Coup de Genie (Mr. Prospector), del imperio de los Niarchos, múltiple campeona y titular de G1 y cuyo paso por el haras fue histórico, con hijos o nietos como Denebola (Storm Cat), Bago (Nashwan) y Maxios (Monsun), entre otros.

En Brasil, Courtier ya produjo 19 ganadores clásicos, y, además de Obataye, destacan en su producción los G1 Ethereum, Dashing Court y Fast Jet Court, los G2 Gesto Nobre y Got Court y los G3 Horus do Nilo, Rihanna do Iguassu, Xianggang One y Atomic Heights.

La genética no es perfecta, pero, cuando se busca en los lugares correctos, el camino al éxito es más corto.

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