Sobre el césped, y con un Gustavo Calvente fundamental en sus riendas, se impuso claramente en el Clásico Río de la Plata (L)

Despacito debutó en noviembre de 2020, cuando los 3 rivales a los que enfrentó este domingo en el Clásico Río de la Plata (L-1200 m, césped en diagonal) recién habían nacido o todavía estaban en el vientre de sus madres.
El dato alcanza y sobra para darse una idea de la consistencia del hijo de Sabayón, que en el domingo del Hipódromo de San Isidro, y ya camino a sus 8 años, se impuso en la prueba central, reencontrándose con las alegrías después de 15 meses, cortando la racha adversa más extensa de su campaña. El 13 parece no ser un número mufa para el hijo del campeón Sabayón, pues en el clásico llegó a ese número de triunfos y en su décima tercera presentación desde aquel festejo de noviembre de 2023.
Ante apenas 3 rivales, y portando 58 kilos, Despacito les hizo sentir toda su experiencia, con el aporte invalorable de Gustavo Calvente en sus riendas, que manejó los hilos de la carrera a la perfección ubicándolo al frente desde el salto y sin dejar avanzar en ningún momento por dentro al gran favorito Rugiente (Il Campione, 59), que terminaría cerrando la marcha.
En el turf hay una máxima y es que por los palos no se pasa, aunque muchas veces pase desapercibido. No ocurre eso con Calvente, que suele no entregar esa posibilidad a sus rivales, mucho menos en un clásico, donde pareciera ser todavía mejor de lo que naturalmente es.
Así, con Despacito hizo su trabajo a la perfección y arriba no tuvo problemas para desprenderse y llegar a la meta con 2 1/2 cuerpos de ventaja sobre Pulmón de Acero (Daddy Long Legs, 54 1/2), finalmente segundo llegando desde las categorías alternativas. A 1 1/2 largo, Suarium (Manipulator, 55 1/2) fue tercero y a idéntica diferencia cruzó Rugiente, que jamás pudo salir de la zona interna y volvió a rendir menos en el pasto que en la arena. El tiempo de 1m11s42/100 no fue llamativo, pero la pista no estaba para grandes marcas.
Preparado en Santa Rosa, La Pampa, por Darío Periga, y presentado por Ignacio Nahuel, su hijo, Despacito volvió a los primeros planos y entregó una muestra cabal de su vigencia y de su corazón competitivo, ese que nunca se cansa de pelear por más.
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