El hijo de Fortify, que no corría desde hacía 3 meses, ganó con mucha facilidad el Clásico Progreso (G3), sobre 2400 metros, este domingo en el césped del Hipódromo de San Isidro
Durazzo volvió intacto, galopó a sus rivales en el Clásico Progreso (G3-2400 m, césped normal), ratificó su posición como el mejor fondista del país y puso proa hacia su gran objetivo del segundo semestre: el Gran Premio Carlo Pellegrini (G1).
Puede decirse con total seguridad de que, hoy por hoy, no hay cómo ganarle al caballo del Stud-Haras Marías del Sur; al menos entre los fondistas adultos, su categoría está por encima del resto, más allá de lo que viene hacienod Miriñaque (Hurricane Cat) desde su vuelta. Habrá que ver si algún potrillo puede con él, pero, seguro, va a tener que correr mucho.
El hijo de Fortify regresó a la pista principal del circo del Jockey Club tras su incursión perfecta en la arena de Palermo para llevarse el Gran Premio Estrellas Classic (G1) y no necesitó dejar todo para hilvanar si quinto triunfo consecutivo, en una carrera de desarrollo sumamente lento y que se corrió con la cancha muy abierta, agregándole metros al desafío.
Francisco Leandro advirtió rápido que Píccolo Veloce (True Cause) casi que hacía galope largo adelante, y por eso ubicó a Durazzo en su persecusión y por una segunda línea que le asegurara librarse de cualquier tropiezo que pudiera presentarse. Con un galopón casi cansino, los parciales fueron de 26s99/100, 53s37/100, 1m19s50/100 y 1m43s12/100, casi como en un trabajo matinal...
Ya al pisar la recta, para el gran favorito y Leandrinho no tenía demasiado sentido esperar; había que empezar a correr de firme, dominar y así evitar cualquier sorpresa. Y eso fue lo que ocurrió, pues Durazzo pasó al frente y en dos saltos sacó un par de cuerpos, poniéndole candado a su victoria.
El jockey aplicó un par de fustazos de izquierda para poner alerta al zaino, y con eso bastó para que se separara, rematando con mucha fuerza y venciendo finalmente por 3 1/2 cuerpos a Dalbornell (Don Valiente), con Kodiak Boy (Treasure Beach) en cuarto a otros 2 largo y el tordillo Pelo Platinado (Cima de Triomphe) llegando cuarto a 8 cuerpos del ganador, demasiado bien considerando que vino siempre último lejos, apostando a su atropellada. Ahí nomás terminó quinto el puntero Piccolo Veloce y Maret (Master of Hounds) cerró la marcha, todo en un tiempo de 2m29s39/100, que, por supuesto, no pasará a la historia.
Las cualidades de Durazzo ya son bien conocidas, pero hay que hacer hincapié, sí o sí en la forma en que lo mantiene Rubén Quiroga, su entrenador, que desde el campo de Marías del Sur en Entre Ríos viene haciendo un trabajo formidable con el caballo de su vida.
Ahora con 6 triunfos en apenas 9 salidas, siempre hay que mencionar un dato fundamental en la campaña de Durazzo: todavía no se cumplieron 11 meses desde que hizo su tardío debut, en una campaña meteórica y a lo largo de la cual ya sumó en premios 16.778.650 dólares.
Para Durazzo el paso de la reprise está dado, y ahora será tiempo de enfocar el Gran Premio Copa de Oro (G1), su última escala antes de que en diciembre vaya por la consagración absoluta en la carrera más importante del continente, en dos pasos que buscarán ponerle un broche de oro a una serie espectacular.
Durazzo es el mejor de todos en la distancia, y espera afilado y ya con gimnasia competitiva de su lado los desafíos que se vengan de aquí en más. Por Miriñaque, por los potrillos o por el que se atreva a cruzarse en su camino. Tendrán que volar para ganarle.
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