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Gustavo Romero disfrutó de un G1 especial y ahora sueña con el Latino

Foto del escritor: Turf DiarioTurf Diario

El preparador encontró el mejor nivel de Pepe Joy, ganador del San Martín y que representará al país en la carrera de octubre

Por Simón Mitagstein

Gustavo Romero camino miles de mañanas a la par de Ernesto, su padre, el hombre que era un crack para preparar grandes caballos, como Algenib (Oak Dancer), Todo un Amiguito (Mutakddim), Lingote de Oro (Orpen), Star Runner (Southern Halo), Sebi Halo (Southern Halo) o El Coliseo (Fitzcarraldo), entre otros.

Y vaya si aprendió el oficio el hijo del entrañable Negro, haciéndose su propio camino desde aquél 1999 en que comenzó a presentar, llegando hasta el sábado último llegó a su octavo triunfo de G1 con Pepe Joy en el Gran Premio General San Martín (G1), victoria que además le valió al zaino quedarse con el Campeonato de Oro Verde y clasificar como la carta de Palermo para el Longines Gran Premio Latinoamericano (G1) del mes próximo en San Isidro, por una bolsa de premios de 350.000 dólares.

Gustavo, que también supo brillar con el campeón He Runs Away (Heliostatic), tiene otro caballo viejo rindiendo en el máximo plano, como le había pasado hace muy poco con Hole In One (Heliostatic), retirado ya para padrillo. Mantener a sus pupilos sanos y con la capacidad de hacer una campaña dilatada y efectiva ya se volvió una marca registrada para el preparador.

El hijo de Fortify ya corrió 30 carreras, 17 de ellas desde que recayó en la caballeriza de Gustavo, tras ser preparado durante su primera campaña por Carlos Meza Brunel en el centro, con el que ya había mostrado sus cualidades, llegando segundo en el Clásico Chacabuco (G2) y tercero en los grandes premios Miguel A. Martínez de Hoz (G1) y Provincia de Buenos Aires (G1), tras debutar en el Gran Premio Estrellas Juvenile (G1) de la pandemia.

Cuenta Romero: " Afortunadamente, a pesar de ser un caballo ya de 6 años, se mantiene muy bien de estado. En su campaña siempre tuvo algunos problemitas en los vasos que nos tuvieron a maltraer, y por eso a veces no estuvo a la altura. Pero ahora está en su mejor forma y esperamos ansiosos que llegue la carrera de octubre donde nuestro caballo va a hacer un muy buen papel".

"La carrera de octubre" es el Latino, palabras que confirman la invitación, para luego sumar: "Ahora hay que seguir y lógicamente pensamos en octubre, un gran premio muy bravo y donde van a estar los mejores de Sudamérica, pero Pepe Joy se ganó estar en ese lugar".

Hombre de pocas palabras desde siempre, se lo consulta sobre qué significa para un entrenador "mediano" quedarse con una victoria tan importante como la que logró en el Gran Premio General San Martín, a lo que responde: " Esto es impresionante, tengo una alegría increíble. Ganar una carrera de estas 1 con un caballo que ya de potrillo había corrido los clásicos más fuertes del calendario me da una gran felicidad".

"Entonado", continúa: "El caballo estaba muy bien para esta carrera, y respondió. Se merecía un triunfo de este nivel. Me alegro mucho por sus propietarios y por mi equipo de trabajo, especialmente mi hermano, Mariano, que es mi mano derecha. A los peones y a todos los que han trabajado mucho con el caballo no tengo más que ofrecerles un agradecimiento gigante. El stud es un trabajo de equipo en el día a día".

Gustavo Romero vivió un momento único con Pepe Joy, de esos a los que papá Ernesto estaba por demás acostumbrado y que él mismo vio a su lado por tantos años. Pepe Joy lo hizo vibrar en Palermo y ahora lo ilusiona con enfrentar uno de los desafíos más importantes de su trayectoria como entrenador en el Latinoamericano que se viene. A soñar, otra vez...

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