Reprisando y bajando a la milla en cancha pesada, el ahora pupilo de Pablo Sahagián de mostró que su clase está intacta
Pablo Sahagián lo había anticipado en la semana: "Anda espectacular. Hace las cosas que hacen los buenos caballos", comentó en la entrevista que le realizó Turf Diario en la previa a presentar por primera vez a Irwin, el Caballo del Año de 2021 que reprisaba en la milla del Clásico 9 de Julio (G2).
El querido Turco tenía razón en su opinión y en sus sensaciones, y el hijo de Seek Again le demostró a todos que sus condiciones están intactas y que, tranquilamente, puede estar en la pelea por el título de mejor caballo de la actualidad, consiguiendo una victoria terminante y que puede ser el trampolín de regreso a la gloria.
Ganador de la Polla de Potrillos (G1) y del Nacional (G1) durante aquella campaña sensacional, el zaino del Stud Volver al Futuro exhibió toda su versatilidad, pues no sólo dejó atrás la inactividad con resultado óptimo, sino que también se adaptó de la mejor forma a un terreno muy complicado y a una distancia en la que hacía mucho tiempo no corría.
Ausente Satu (Catcher In the Rye), el candidato, el 9 de Julio se abría y, como en la tarde del Estrellas Mile (G1), el desarrollo sorprendió. Aquella tarde, Love the Races (Hurricane Cat) marcó el camino con libertades y se hizo inalcanzable, pero ahora, como favorito, el crédito de Vacación vino de atrás, aún ante parciales que nuevamente fueron moderados.
En su "reemplazo", Bequepingo apareció al frente perseguido por un Irwin bien presto, que aumentó su presión en el inicio del derecho y dominó fácil por el centro de la cancha al promediar la recta, rematando de forma notable y sacándole en la meta 4 cuerpos de ventaja a Royal Rimout (Remote), un arrimador serial, que por la cabeza dejó tercero a Comando Secreto (War Command), con Love the Races apenas sexto e inofensivo, todo tras 1m39s75/100.
Irwin cumplió un regreso formidable en el 9 de Julio, respondiendo a todo lo que había mostrado en las semanas previas por la mañana y marcándole la cancha a sus rivales, muchos de ellos, todavía desconocidos cuando su figura se destacaba por encima de la del resto. Volvió entero el campeón. El turf argentino, feliz.
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