El 11 de agosto de 1991, la fantástica velocista de La Quebrada se despedía en Palermo con el vigésimo tercer triunfo de su campaña
Fue un 11 de agosto de 1991, con el Gran Premio Maipú (G1) como marco, en Palermo, por supuesto. Ella, la gran reina de la velocidad de esos tiempos, decía adios con una nueva victoria -la vigésimo tercera-, poniéndole el broche de oro a una campaña que quizás nunca más veamos.
Spiny, de ella se trata, voló con Jacinto Herrera en sus riendas para superar por varios cuerpos al notable Pancho Press, Rechiflo y Ultramóvil, entre otros, portando la chaquetilla del Haras La Quebrada y bajo la preparación de Carlos Zarlengo.
Hija de Ringaro y Stridence (Salt Marsh), Spiny solo quedó una vez fuera del marcador rentado en 41 presentaciones.
Ridículamente, nunca mereció un Premio Pellegrini, siendo el famoso campeón sin corona.
Con esos más de 500 kilos de pura potencia que distinguían su físico único, marcó una época en la velocidad, enamoró fanáticos y lo ganó todo. Spiny fue una yegua fenomenal. Murió en 2008, tras un paso por la reproducción modesto, en el que su mejor cría resultó el G3 Scooby (Mutakddim)
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