Luego de más de 7 meses sin correr, la rendidora hija de Claro Oscuro batió por 2 cuerpos a la favorita en la recta de Palermo
La Clota no corría desde mediados de marzo, cuando fue distanciada por un tratamiento positivo en el Clásico Arturo A. Bullrich (G3) de La Plata. Después de más de 7 meses de inactividad, su regreso no pudo haber sido mejor, ganando en gran forma el Clásico Venezuela (G2-1000 m, arena normal), uno de los turnos más importantes del año para las yeguas en la velocidad.
Siempre fue una yegua de las buenas la hija de Claro Oscuro, que por primera vez defendió los colores del Stud La Tutina, de hecho, en su cuenta de triunfos aparecen otros clásicos como el Carlos Casares (G3), Clásico Saturnino J. Unzué (G2), el Clásico Eusonio C. Boni (L), los handicaps Borobeta y Rafale y un par de Carreras de las Estrellas en el interior.
Y, en el cierre de la semana, dejó ver su mejor versión, animando el desarrollo desde el comienzo, primer persiguiendo a la favorita Candy and Giant (Giant's Pleasure), presionándola ya al promediar el recorrido y empezando a dominarla desde los 200 metros finales.
De allí para adelante, la zaina respondió a la exigencia del jockey Brian Enrique y se separó hasta sacarle 2 cuerpos de ventaja a la propia Candy and Giant, de buen regreso a los tiros de velocidad, aunque siempre dejando esa sensación de que no rinde tanto como cuando la cuestión es de codo.
A otros 5 largos, la rendidora Vida Amorosa (Safety Check) fue tercera en otra buena labor, con Push Up (Bodemeister) en cuarto a otros 2 1/2, en su primer esfuerzo a nivel de grado. Las que volaron bajo fueron la potranca Británica Pass (Distinctiv Passion) y Kiriel (Catcher In the Rye), sexta y séptima respectivamente. El tiempo de la carrera fue de estupendos 54s94/100.
Presentada por Darío Bourlot, La Clota volvió para ingresar otra vez en el lote de las mejores sprinters de la actualidad, y con terreno por recorrer, pues apenas tiene 5 años. El Gran Premio Maipú (G1) está a la vuelta de la esquina, quizás demasiado cerca, pero, en su mejor nivel, la zaina es capaz de darle pelea al más pintado y de encarar cualquier desafío con la seguridad de que hará un buen papel.
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