El proceso selectivo del primer semestre en el Bosque quedó totalmente desvirtuado por una serie de errores; el riesgo mayor es que esas competencias pierdan sus categorías en el corto plazo
LA PLATA.- El proceso selectivo para los potrillos en el Bosque quedó totalmente desvirtuado en el primer semestre de 2024. Las malas políticas, los pésimos premios, la programación deficiente, la superpoblación de carreras a nivel nacional en la categoría y el no dividir mayormente competencias para perdedores hicieron su trabajo de erosión. Así las cosas, en el lapso de apenas 21 días habrá 3 pruebas de grupo para la división, comenzando el próximo jueves con el Clásico Pedro Goenaga (G2-1500 m), continuando el domingo 9 con el Clásico Agustín B. Gambier (G3-1200 m, arena) -que usualmente se disputa ¡en marzo!- y cerrando el jueves 27 con el Clásico Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera (G3-1400 m), también reubicado en el calendario.
Las consecuencias son serias, como la posibilidad de que dichas carreras no consigan los números necesarios para mantener su categoría a futuro, hundiendo aún más al querido turf de los eucaliptos, cuya temporada de G1 quedó reducida únicamente al Gran Premio Dardo Rocha (G1) y al Gran Premio Selección de Potrancas (G1). Y por ahora... Vale recordar que en el camino fueron cediendo la máxima posición los grandes premios Ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires y, por último, el Joaquín V. González.
El trabajo del Estado en el sur durante las últimas 2 décadas, salvo por el período en el que Melitón López estuvo al mando de la lotería provincial, ha sido tan efectivo en materia de destrucción como en cualquiera de los ámbitos comunes. Si la política se mete, nada puede terminar bien. Es ya una máxima incontrastable.
Por ese camino transita La Plata, convertido hace años en un reducto donde enviar empleados públicos para pasarla bien, con números que no le cierren a nadie sobre la utilización del bendito fondo de reparación y cada vez más lejos de sus colegas de San Isidro y Palermo, de los que supo estar, no hace mucho, casi que en una línea en muchos aspectos.
¿Cómo terminará esta historia? Nadie lo sabe, y, más allá de los compromisos que tomó al asumir Gonzalo Atanasof, Presidente de la lotería provincial, nada cambia y todo empeora. El que pierde, como siempre, es el turf.
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