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Labrado ganó otra vez el Paraguay, aunque su molestia abrió la polémica

El campeón velocista debió haber sido distanciado por un claro foul en la partida contra varios de sus rivales, incluído Le Decían, que terminó tercero a cabeza y 3/4 de cuerpo, detrás de El Porfeado

Por Diego H. Mitagstein

Vaya si dejó tela para cortar el Clásico Paraguay (G3-1000 m, arena), la gran carrera de un concurrido lunes en el Hipódromo Argentino de Palermo, donde Labrado logró el double-event y mantuvo su liderazgo entre los velocistas aunque para muchos, incluído el cronista, debió haber sido distanciado del primer lugar.

Los hechos indicaron que el gran favorito largó mal parado y se echó bruscamente hacia adentro, haciendo strike con varios de sus adversarios, entre ellos, Le Decían (Le Blues), que terminó tercero a menos de un largo del crack, y detrás del potrillo El Porfeado (Emperor Richard), segundo en gran labor.

Pronto se supo que algo pasaría, aunque la ceremonia usual tras el triunfo continuó como si nada, con una multitud reuniéndose alrededor del ganador para tener el recuerdo imborrable de la foto. Se aguardó un reclamo por parte de Ramiro Barrueco, jockey de Le Decían, pero este nunca llegó (por su posición seguramente no haya podido advertir qué caballo provocó el tumulto), a lo que el propietario del caballo se apersonó ante el balancero para hacer el pedido. 

Fue dirigido al Comisariato y hacia allí se dirigió, con la bandera amarilla entrando en escena muy rápidamente; allí empezó el tiempo de zozobra. Wilson Moreyra, jockey de Labrado, le decía a todos que no había molestado, aunque la imagen en la televisión era evidente, tanto como que no fue su intención provocar los golpes. 

¿Debió haber sido distanciado al tercer lugar el campeón? El reglamento y la impresión decían que sí, pero los jueces desestimaron el pedido con mucha velocidad, por lo tanto, poco estudio de la situación.

Labrado molestó no sólo a Le decían, sino también a Señor Artista (Señor Candy) y a León Americano (Zensational), que terminaron cerrando la marcha, en mucho, por el episodio, y el foul en contra de su hermano fue notorio. Quienes deben decidir no tuvieron en cuenta la importancia que tiene una largada, mucho más en una carrera de 1000 metros, y ni que hablar cuando el perjudicado termina tercero a menos de 1 cuerpo. La sugerencia de la Federación Internacional de Autoridades Hípicas dicen que si el caballo al que se molestó tenía oportunidad, el distanciamiento debe proceder. Y eso quedó más que claro.

Hubo varios errores en el trámite, como el permitir que los dueños de Labrado llegaran a la foto sin levantar la bandera amarilla. Podría, incluso, haber habido un reclamo de oficio, para cubrirse, pues esa situación obedece a que los comisarios repasarán el desarrollo, y no directamente que se bajará el infractor.

También se dijo que lo que sucedió es común en una carrera de 1000 metros. Es la pura verdad, aunque eso no quiere decir que esté bien. Incluso, se ha visto en varias oportunidades proceder a distanciamientos por circunstancias similares. Volvemos a la vieja frase: no se mide siempre con el mismo criterio.

Labrado fue el ganador, y quizás también lo hubiera conseguido de no mediar molestias. Parecía que perdía, pero puso corazón y clase para mantenerse al frente con la cabeza sobre El Porfeado, empleando un tiempo de 54s29/100.

El ranking de la corta sigue inalterable, aunque se esperará con entusiasmo el próximo enfrentamiento entre el número 1 y todos los que quedaron con la sangre en el ojo. Quizás llegué en el Gran Premio Suipacha (G1), de octubre, comenzando el derrotero de máxima escala que consagrará al nuevo campeón, que puede tranquilamente ser el mismo...

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