Como se había avisado, no hubo carreras este martes ante una medida de jockeys y entrenadores por el incumplimiento de varios reclamos; la administración los responsabilizó de la suspensión, cuando, en realidad, lejos está de ser verdad...
Algo debe quedar claro desde el principio sobre la nueva suspensión de la actividad que se dio en el Hipódromo de La Plata: de nada de lo sucedido tiene la culpa la Asociación Unificada de Jockeys y Cuidadores, como lo insinuó la Administración cuando se tomó la resolución de dar de baja la fecha.
La responsabilidad plena es del propio Bosque y de las autoridades de la lotería provincial, que deberían trabajar para que no sea necesario llegar a los reclamos de los profesionales: pago de premios en fecha, que las instalaciones sean, al menos, lógicas, y un aumento en las recompensas, claramente retrasadas en los meses recientes.
El turf argentino está en una crisis dirigencial desde hace ya mucho tiempo, con muchos de los que tienen la potestad de manejar las cosas viviendo una realidad paralela, llevando agua para su molino y dejando las migas para los actores, con la agravante de que las muchísimas asociaciones pululantes tienen inexistente peso, incapaces de levantar la voz para defender a sus afiliados o asociados.
La hípica argentina se desangra, va poco a poco lastimándose por dentro y a nadie parece importarle; y será mejor darse cuenta antes de que sea tarde. La realidad es mucho más amplia de tener los boxes llenos o carreras todos los días.
Ante cada nuevo disparate o injusticia para la plebe, la respuesta de los hipódromos o la lotería es momentánea y a los dos meses se vuelve a la situación previa, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde aquel compromiso que se había ofrecido a la actividad de apoyarla, quedó totalmente cajoneado.
En el caso particular del Hipódromo de La Plata, lo que sucedió este martes fue una nueva falta de respeto a la actividad hípica de parte de quienes lo manejan, comenzando con la Administración y llegando hasta la comisión de carreras.
Hace una semana se había avisado de que de no encontrarse soluciones se tomaría la decisión de no correr ni este martes ni el jueves 19. Cuando llegó el horario previsto para la largada de la primera carrera de ayer, parecía como si nada pasara, con los televisores exhibiendo borrados y pozos extra. Tras una hora y media se suspendió la fecha y se le trasladó la responsabilidad a la asociación de jockeys y entrenadores.
¿Está mal reclamar por el pago en término de los premios? ¿Está mal pedir que el penoso estado de las instalaciones sea arreglado? ¿Está mal pedir un aumento en las recompensas para que sean mínimamente lógicas? Pareciera que no, pero para los que manejan la cosa, sí.
La lotería provincial tiene un atraso eterno en el envío del dinero correspondiente al fondo de reparación, imperdonable siendo que es solo un agente de retención y distribución, pero, no hace falta decir que algo pasa en el medio.
Incluso, es evidente hace mucho tiempo ya que en el Bosque el total del dinero no se utiliza. De hacerlo, es inentendible como paga tan malos premios y se cae a pedazos en materia edilicia, con las luces fuera de combate hace un par de años, una televisión que parece de los años '70, la empalizada salida del tren fantasma y una pista que, dos por tres, queda fuera de combate.
Varear es un problema, se observan menos caballos en la villa hípica y los profesionales se quejan permanentemente de estar a la buena de Dios en caso de accidentes. Todavía se recuerda esa imagen de hace algunas semanas con los médicos alumbrando con sus teléfonos a un jockey tendido tras caer después del disco. Un papelón histórico.
¿La culpa es de los profesionales? Indudablemente, las autoridades están en otro planeta, y ya va siendo hora de que se pongan las pilas y empiecen a cumplir con su trabajo y con lo prometido en otros tiempos. Están destruyendo al querido turf platense, que lejos está de merecerse pasar por estos momentos de zozobra. Sería bueno que todos salieran a defenderlo.
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