Cafeína, teofilina, clenbuterol, niketamida, estricnina y dexametasona se encontraron en la muestra tomada a Galateo, por el que fue inhabilitado el entrenador Matías Adrián Sosa
LA PLATA.- En 42 carreras corridas, el entrenador Matías Adrián Sosa no pudo ganar nunca, y parece que el temita de sacarse por fin una foto deberá esperar, y mucho. Este martes el profesional fue noticia luego de merecer una suspensión por un plazo de 12 años tras confirmarse el positivo de su caballo Galateo, al que se le descubrió un cóctel de drogas importante: cafeína, clenbuterol, niketamida, teofilina estricnina y dexametasona, ¿maicito?
El hijo de Puzzle fue escolta de The Attack (Surprise Attack) en el Premio Halo Holiday, la sexta carrera del 21 de marzo último en le Bosque, donde se dio la particularidad de que tampoco el ganador superó los análisis, encontrándose, en su caso, cobalto, y, obviamente, también siendo distanciado.
Volviendo a Sosa, la historia es que la comisión de carreras le quitó su licencia hasta el 23 de abril de 2035, inclusive, sancionando al ejemplar en cuestión con 2 años de pena, por lo que no podrá volver a estar en los programas hasta el 23 de abril de 2025, inclusive, cuanto esté a punto de cumplir las 9 primaveras; suena difícil suceda.
En el caso de The Attack, que como Galateo, fue distanciado del marcador, la inhabilitación para Roberto Pablo Zurra, su cuidador, fue de 2 meses, con el caballo suspendido por 1 mes, por lo que podrá volver a correr a partir del 24 de mayo próximo.
Así las cosas, el Premio Halo Holiday tendrá como ganador a Informate Sole (Informático), que en la cancha había terminado tercero a 4 largos del vencedor. En los puestos rentados quedaron: 2do., Happy Chuck (Chuck Berry); 3ro., Super Fugaz (Supersmart); 4to., Coco Freud (Freud); 5to., Transónico Dubai (E Dubai); 6to., Sonus Crush (Sugestivo).
La sanción para Martías Sosa fue de las más duras que se dieron en los tiempos recientes, y resulta ejemplificadora, aunque da la impresión de que muchos "entrenadores" no terminan de entender el daño enorme que le hacen a la actividad. Y, sobre todo, de que en los hipódromos argentinos, el que hace trampa termina pagando, aunque a veces el sistema parezca endeble.
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