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Los 20 años de Invasor, el crack del viaje irrepetible e inolvidable

Foto del escritor: Turf DiarioTurf Diario

El fantástico caballo argentino, ídolo rioplatense y figura del turf mundial festejó el 3 de agosto sus 2 décadas

Por Diego H. Mitagstein

Nació un 3 de agosto de 2002 y se llamó Quiet Style. Era un zaino con sus cosas (bastantes), pero el ser hijo de Candy Stripes y Quendom (Intérprete), con una carga genética fuertísima, fundaba las ilusiones que en el Haras Santa Inés siempre se tejieron a su alrededor. Su destino comenzó a cambiar cuanod una barra de uruguayos le echó el ojo, lo compró y se lo llevó para el otro lado del Río, donde en Maroñas Aníbal San Martín empezó a convertirse en el hacedor del que sería uno de los mejores caballos de todos los tiempos, para muchos aquí, el mejor de todos.

Lo que hizo Invasor, lo que consiguió, no hay mucha necesidad de volver a contarlo, aunque sus 20 años son un buen motivo para traerlo al presente y disfrutarlo como si sus brazadas formidables hubieran sido ayer. Desde la padrillera del Haras Cuatro Piedras, en su Uruguay querido, el crack disfruta de una calidad de vida excelente, sigue cubriendo algunas yeguas y aguarda para saber cuál será su destino, aunque da la sensación de que ya no se moverá de allí, mucho más cuando el Shadwell Farm, su propietario, ha disuelto muchos de sus negocios desde la muerte del Sheikh Hamdan Al Maktoum.

Invasor corrió en Maroñas para el Stud 3 de enero, y cuando partió fue el ya retirado Kiaran McLaughlin el que se ocupó de hacerlo todavía mejor, de acompañar su madurez con un trabajo increíble; de sacarle el mejor provecho posible a un caballo que será irrepetible.

En Maroñas ganó la Triple Corona (Polla de Potrillos, Jockey Club y Nacional), y de allí partió para conquistar el mundo, con los títulos de Caballo del Año y Campeón 3 Años Macho bajo el brazo. Ya en el exterior, sufrió su única derrota cuando cometieron la imprudencia de correrlo en el UAE Derby (G2) de los Emiratos Arabes Unidos sin tiempo de aclimatarse, en la que sería la única mancha de su foja.

De regreso al norte ganaría el Pimlico Special (G1), el Suburban Handicap (G1), la Jockey Club Gold Cup (G1) y aquél maravilloso Breeders' Cup Classic (G1) de 2006 en Chuchill Donws, superando a Bernardini (A.P. Indy) y Lava Man (Slew City Slew) para coronarse como Caballo del Año y Campeón Caballo Adulto en el turf más exigente del mundo, para tocar el cielo con las manos, para bañarse de gloria.

A los 5 años, en 2007, volvería a las pistas con un triunfo imposible en el Donn Handicap (G1) y más tarde viajaría a Dubai para llevarse la Dubai World Cup (G1), en la que sería su despedida, pues a las pocas semanas una lesión pondría fin a una campaña inolvidable, convirtiéndose, entre otras cosas, en el único Caballo del Año de los Estados Unidos capaz de ganar 6 carreras consecutivas de G1.

Llegaría el retiro, el lanzamiento como padrillo en el Shadwell Farm de Kentucky y su desembarco en Cuatro Piedras para 2015, haciendo realidad un sueño de los burreros charrúas, allí donde todavía muchos lo visitan y le rinden pleitesía, como corresponde. Quizás su andar en el haras no haya sido el soñado, pasando casi desapercibido en el norte y mejorando en Uruguay, con mayor apoyo, pero en nada puede esa circunstancia de la que dependen tantas cosas en hacer olvidar ni uno de los segundos de ese viaje maravilloso que el crack le dio a todos los rioplatenses, a los sudamericanos y a los fanáticos de los buenos caballos alrededor del mundo.

Invasor cumplió sus muy bien llevados 20 años. De Quiet Style a la leyenda; de sus discos gloriosos a sus consagraciones únicas. Crack de cracks. ¡Felices 20!

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