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Luthier Blues no tiene rivales y parece correrle sólo al viento...

Foto del escritor: Turf DiarioTurf Diario

En el domingo del Hipódromo de Palermo, el crack ganó por 6 cuerpos el Clásico iamond Jubilee, volvió a bajar los 54s y ya suma 10 triunfos consecutivos y un año sin derrotas

Luthier Blues ya agotó todos los adjetivos calificativos. Hasta el más exagerado queda en ridículo ante el poderío del fantástico velocista. Muchísima gente se acercó hasta el Hipódromo de Palermo para volver a verlo ganar este domingo, y no hubo hogar burrero que a la hora de la largada del Clásico Diamond Jubilee no haya estado prendido a la transmisión oficial.

El hijo de Le Blues completó un año sin perder y 10 primeros puestos consecutivos, completó el double-event en la carrera que homenajea al triplecoronado inglés que fue padrillo en el Haras Las Ortigas y agigantó su leyenda. Además, volvió a bajar los 54 segundos para el kilómetro de arena, ya una costumbre.

Para Luthier Blues, por ahora al menos, no hay rivales. Corre contra su propio talento, para ganarle al reloj y desafiar en cada actuación al viento, a que ya tiene a tiro. Si Candy Ride era el hijo del viento, Luthier Blues debe ser el sobrino; mínimo.

Esta vez fueron 6 los cuerpos que marcó en la raya sobre Eliceo (Remote), su ocasional escolta, en la marca brillante de 53s75/100, corriendo adelante desde el salto y, como siempre, desprendiéndose de los 400 metros a la raya, cruzando el disco con Rodrigo Blanco, su jockey por segunda vez seguida, sosteniéndolo, ahorrando combustible. A 1 1/2 largo más, Le Bronx (Le Blues) fue tercero, con Lorenzo Rye (Catcher In the Rye), enemigo en las apuestas, llegando sólo cuarto a medio pescuezo. El resto, pasó desapercibido.

Luthier Blues desanda el camino y ya le apunta al Gran Premio Suipacha (G1), de octubre en San Isidro, la única carrera de máxima escala que le queda por ganar en el país y que inicia la triple que completan el Maipú (G1) y el Unzué (G1), en noviembre y diciembre, respectivamente. Quizás antes haya alguna carrera más de por medio.

"Esta carrera me impresionó porqué largó y se había terminado la carrera. El caballo es un fenómeno, para disfrutarlo. No tengo dudas que hoy por hoy es imbatible", contó un eufórico Rodrigo Blanco.

El campeón, el crack, le pasó un aviso a los handicappers, para que esos 117 puntos de rating que portó por cuarta prueba seguida suban, por lo menos hasta 118; lo tendrá más que merecido y nadie podría decir que la consideración vaya a ser incorrecta. Hace algunos años, ante un dominio parecido, a Frankel (Galileo) lo llevaron hasta las nubes en la matemática con el argumento de que, en su caso, ya no importaban los rivales, sino que la línea la marcaba por sí mismo.

Sin comparar, el caso de Luthier Blues es el mismo, triunfando casi siempre por varios cuerpos y en la amplia mayoría de esas conquistas bajando los 54 segundos. No habrá que temer entonces para los encargados de armar los rankings sudamericanos en darle al mejor caballo peso por peso del continente un valor acorde a lo que viene haciendo. Ojalá la próxima ya el numerito haya cambiado...

Luthier Blues volvió a pasar por Palermo y a dejar su estela. Otra vez su presencia sirvió para colmar las tribunas, para atraer la atención de todos los hípicos del país. Como dijo Rodrigo Blanco: el turf argentino tiene un crack para disfrutar, uno de esos caballos que el público admira, quiere y aplaude. De los que ayudan a que el deporte trascienda los límites habituales.

Fue con su sello demoledor y su clase a prueba de balas. Gonzalo Sarno y toda la gente del Stud Kirby's lo siguen disfrutandi, aunque Luthier Blues ya es un poquito de todos...

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