Maritime Traveler, el último hijo de Secretariat, galopa ahora en el cielo
- Turf Diario

- 29 jul
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Con su muerte, a los 35 años en Florida, se cerró el último capítulo vivo del inolvidable crack, cuya sangre seguirá latiendo fuerte en las nuevas generaciones

OCALA, Florida (Especial para Turf Diario).- El círculo finalmente se cerró. Con la muerte de Maritime Traveler, se apagó el último latido de la generación directa del inmortal Secretariat, el caballo que cambió para siempre la historia del turf mundial. Fue en la madrugada del domingo 27 de julio, en la paz de los verdes campos de Bridlewood Farm, donde el alazán se despidió a los 35 años, tras una larga vida de digna entrega, aunque lejos de los flashes que acompañaron a su glorioso padre.
Pocas veces la desaparición de un caballo con campaña modesta y sin producción reconocida despierta tanta emoción. Pero Maritime Traveler no era un caballo más. Era, hasta ahora, el último vestigio tangible de aquel coloso que en 1973 arrasó con la Triple Corona estadounidense y se convirtió en una leyenda viviente del deporte. Su mera existencia, durante estas últimas décadas, fue un recordatorio viviente de una era irrepetible.
Aunque nunca brilló en las pistas -ni se esperaba que lo hiciera-, Maritime Traveler cumplió una función tan silenciosa como fundamental en Bridlewood Farm, donde se desempeñó durante un cuarto de siglo como retajo, ese rol clave que ayuda a detectar y estimular el celo en las yeguas, antes del servicio. Una tarea que no suele figurar en los titulares, pero que resulta esencial en toda operación de cría.
“Maritime Traveler no nació para ser un campeón en la pista, pero fue un retajo extraordinario”, lo definió con afecto George Isaacs, gerente general de Bridlewood por largo tiempo. “Durante 25 años hizo su trabajo con eficiencia y nobleza. Lo enterramos en el cementerio del haras, junto a todos aquellos que dejaron una marca en nuestra historia y en nuestros corazones”.
Allí también descansan figuras como My Gallant (Gallant Man), ganador de G1 y rival de Secretariat en la Triple Corona, tercero detrás del campeón en el Belmont Stakes y segundo en el Arlington Invitational. Una coincidencia que solo engrandece el simbolismo del lugar donde hoy reposa Maritime Traveler.
A pesar de su avanzada edad y casi ceguera, el alazán seguía comiendo con apetito y se mantenía relativamente activo. Pero este verano fue particularmente caluroso en Florida, y el viejo compañero de batallas decidió, con su silencioso lenguaje equino, que era momento de partir.
Fue recién a fines de 2022 cuando su figura empezó a cobrar notoriedad pública, al reconocerse oficialmente que era uno de los últimos hijos vivos del gran Secretariat. “Yo sabía que era hijo de Secretariat”, contó Isaacs, “pero con los años, esas cosas pasan a segundo plano… hasta que de pronto te das cuenta del valor histórico que representa”.
Desde entonces, Bridlewood abrió sus puertas a visitantes que viajaron desde distintos rincones solo para ver, aunque sea unos minutos, a un hijo del caballo más famoso del siglo XX. “Era lo correcto. Y lo disfrutamos mucho”, reconoció Isaacs.
La historia de Maritime Traveler está también ligada a los fundadores originales del haras, Arthur y Martha Appleton, quienes lo adquirieron como yearling en 1991. Su partida marca también el fin de un vínculo vivo con aquella etapa fundacional de Bridlewood, aunque el presente del establecimiento no puede ser más prometedor.
El propio Isaacs lo resume con una sonrisa: “Los Appleton estarían orgullosos al ver que la llama sigue encendida. Caballos como Journalism (Curlin), ganador del Preakness, y Sovereignty (Into Mischief), otro de los líderes entre los tres años, se formaron aquí. Y sí, ambos son descendientes de Secretariat, claro”.
Para Isaacs, el campeón alazán siempre tendrá un lugar de privilegio en su memoria: “Muy pocos caballos han tenido esa combinación de físico, corazón y talento. Haber acompañado la vida de uno de sus hijos durante tantos años, en un rol útil y con calidad de vida, es un privilegio que me hace sentir agradecido por hacer lo que hago”.
Maritime Traveler ya cabalga en otra dimensión, tal vez galopando al ritmo furioso de su padre en aquel Belmont de 1973. Se fue el último hijo de Secretariat. Pero su huella, como la del campeón, será eterna.





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