La hija de Fortify se impuso por 5 cuerpos en el Handicap Jorge H. Iglesias, compitiendo por primera vez sobre 1800 metros
Aprovechando al máximo el peso intermedio de 54 1/2 kilos que le tocó cargar, y mostrándose en un nivel bastante superior al de su gestión previa, cuando llegó cuarta en una condicional, Martana le dio tinte jerárquico a su campaña y encabezó el 1-2 del entrenador Enrique Martín Ferro en el Handicap Jorge H. Iglesias, el paso central de la jornada del jueves en Avenida del Libertador y Dorrego, disputado sobre 1800 metros en la pista principal de arena normal.
Subiendo por primera vez hasta aquella distancia, desde los 1400 metros, lo de la hija de Fortify fue llamativo y prometedor, como para que su gente ahora puede tener un amplio abanico de posibilidades de cara al futuro, ya sea en la milla y sus alrededores o pensando en ir todavía más lejos.
Con Martín Valle en sus riendas, Martana se movió de menor a mayor, mostrando siempre una acción estupenda. Adelante, la gran favorita Escobilla (Il Campione, 58 1/2) vino con Portal Dame (Portal del Alto, 53) marcándola de firme, pasando los 400 metros iniciales en 23s33/100, los 800 en 47s31/100 y los 1200 tras 1m12s46/100.
Ya en la recta, Martana igualó abierta la línea de las punteras y desde los 400 metros empezó a dominar con claridad, yéndose bruscamente hacia adentro, pero sin molestar. El cierre fue holgado para la zaina, cruzando la meta con 5 cuerpos de ventaja sobre Reina Casada (Long Island Sound, 57), que de atropellada dejó tercera por medio largo a Portal Dame, ya cansada. Flavie (Seahenge, 55 1/2) fue cuarta a otros 2 cuerpos y Escobilla retrocedió hasta el quinto lugar, rindiendo poquito. El reloj se detuvo al cabo de 1m48s66/100.
En la recordada Marsigliese (Mutakddim), ganadora del Clásico Diego White (G3) y hermana materna de la formidable Malpensa (Orpen) y de Marina Romea (Orpen), que produjo al G1 Marignac (Equal Stripes), Martana exhibe ahora 4 victorias al cabo de 9 presentaciones y llevó sus ganancias hasta los 12.344.500 pesos.
Con 4 años, el futuro le sonríe a la zaina, cuyo rendimiento fue tan pero tan bueno que hacerse ilusiones clásicas con ella no suena descabellado.
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