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Mezzopiano y otro triunfo para generar ilusiones sin límites...

Foto del escritor: Turf DiarioTurf Diario

En una notable actuación, el caballo del Stud Etoile ganó con mucha solvencia el Clásico Italia (G3) y ratificó su clase y poder; ahora lo espera el Gran Premio Copa de Oro (G1), dejando la arena para virar al césped del Hipódromo de San Isidro

Mezzopiano es un auto. Tiene velocidad, resistencia, versatilidad, clase; si lo apuran al cronista, podría decirse que es el caballo perfecto. Su historia se viene escribiendo firme y en cada actuación da un paso adelante, confirma lo anterior y abre cada vez más ilusiones hacia un futuro que no tiene techo.

No le pesan las distancias, los rivales o los desarrollos que se presenten, siempre tiene alguna solución a la que echar mano y que todos en su equipo disfruten de un final feliz, con una pieza fundamental de por medio: la sabiduría de Eduardo Tadei, uno de los entrenadores más veteranos del medio y que tuvo un domingo formidable, para poner en un marquito.

Un rato después de quedarse con el Clásico Chile (G2) de la mano de Cyboogie (Galicado), Mezzopiano le regaló el doblete gradual siendo contundente dominador en los 2000 metros del Clásico Italia (G3), afirmándose como uno de los mejores caballos de la actualidad en la tierra de La Catedral, sólo detrás de El Kodigo (Equal Stripes) en el concepto.

Fue justamente el zaino de Juan Antonio el único que hasta ahora fue capaz de vencerlo, superándolo en una condicional y en el Gran Premio República Argentina (G1), y en ambos casos por estrecho margen. Así de bueno es Mezzopiano.

De aquel que en sus primeras dos salidas venía lejos para atropellar fuertísimo, el hijo de Daddy Long Legs ganó en experiencia y ahora es capaz de adaptarse a trámites que quizás no sean los ideales para él. Lo hizo antes en los clásicos Malvinas Argentinas (L) y Perú (G2), y lo repitió ahora.

Con apenas 4 ejemplares en los partidores, entre ellos un puntero firme como Preston Boss (Holy Boss), el crédito del Stud Etoile estaba entre la espada y la pared: no podía dejar florear al tordillo, ni tampoco quemar energías antes de lo previsto, abriendo la puerta para atropelladas inesperadas.

Estrenando jockey, Kevin Banegas, Mezzopiano se acomodó rápido segundo mientras Preston Boss metía pata de lo lindo y sacaba varios cuerpos. Ante ese panorama, el favorito empezó a acercarse en la parte final del opuesto y para la curva ya había comenzado a ponerle el cuchillo a su rival. Poco tardó en dominarlo cuando llegó la recta, y ahora llegaba el momento de resistir y de saber si ese esfuerzo temprano no le pasaría factura.

Fue allí cuando afloró la calidad y el poderío de Mezzopiano, que tomó la mitad de la cancha y continuó escarbando hasta la meta, cruzándola con terminantes 4 cuerpos sobre American Psycho (Bodemeister), con Preston Boss cansándose (reprisaba de casi un año) hasta completar la trifecta a otros 2 1/2 largos. A 28 más, Folie Ninja (Hat Ninja) sufría la tortura de la arena, tras ganar en el césped el Mile (G1) de las Estrellas.

Si algo le faltaba a Mezzopiano para que su victoria se tildara de ideal era el tiempo, y allí, más allá de la confiabilidad del reloj porteño, el tema transcurrió en buenisimos 2m79/100. Todo perfecto.

El ganador le dio otra satisfacción al Haras Los Turfistas, donde nació, la misma cabaña que hace poquito disfrutó del triunfo de Pulp Fiction (Daddy Long Legs) en el Gran Premio Polla de Potrancas (G1).

Para Mezzopiano ya no quedan carreras de fuste sobre la arena de Palermo. El plan que se trazó tras el República Argentina tenía 3 objetivos allí, y todos terminaron en triunfo. Ahora, la hoja de ruta que Lalo y Sebastián Di Nucci junto con sus socios dibujaron con lápiz a mano y en un papel A4 tiene marcado el Gran Premio Copa de Oro (G1) como objetivo, virando al césped del Hipódromo de San Isidro y que resultará una prueba fundamental de cara al sueño de correr el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1).

Mezzopiano demostró hasta ahora que, salvo El Kodigo, no hay barrera infranqueable; que cualquier objetivo es posible y que a clase, versatilidad y poderío, ganarle resulta casi imposible. Allá irá, entonces, por nuevos desafíos y más y mejores conquistas.

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