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Murió Ron Turcotte, el jinete que llevó a Secretariat a la inmortalidad

  • Foto del escritor: Turf Diario
    Turf Diario
  • 22 ago
  • 3 Min. de lectura

El canadiense, eterno socio del crack en la histórica Triple Corona de 1973, tenía 84 años. Su nombre quedará grabado para siempre entre las leyendas más grandes del turf mundial


Turcotte, Secretariat y la eternidad... / BOB COGLIANESE
Turcotte, Secretariat y la eternidad... / BOB COGLIANESE

NEW BRUNSWICK, Canadá (Especial para Turf Diario).- El turf mundial perdió ayer a una de sus leyendas más grandes. Ron Turcotte, el inolvidable jinete que llevó a Secretariat a conquistar la Triple Corona de 1973, falleció el jueves, a los 84 años, en su hogar de Drummond, cerca de Grand Falls, en la provincia canadiense de New Brunswick.

Su nombre quedó grabado para siempre en la historia del deporte por aquella campaña irrepetible junto al alazán de Meadow Stable, pero su vida fue mucho más que esos tres triunfos de película. Turcotte representó el sueño cumplido de un chico humilde que, con talento, coraje y una pasión desbordante, llegó a lo más alto. Y, aún más importante, fue también un símbolo de resiliencia, dignidad y solidaridad cuando un accidente truncó su carrera tempranamente.

Nacido el 22 de julio de 1941, tercero de doce hermanos, creció en un entorno rural. De adolescente trabajó como leñador para ayudar a su familia hasta que el destino lo cruzó con las carreras. Comenzó barriendo en caballerizas y caminando caballos en el haras del legendario E. P. Taylor, y no tardó en descubrir su vocación. Pequeño de contextura, pero enorme en talento, debutó como jinete en 1962 en el hipódromo de Fort Erie, y cerró ese año como líder en Canadá con 180 triunfos. En 1963 repitió la hazaña con 216 victorias, antes de dar el gran salto hacia Estados Unidos.

La historia lo esperaba. Tras destacarse en Maryland, Delaware y Nueva York, llegó a Meadow Stable, donde encontró a los dos caballos que marcarían su destino: Riva Ridge (First Landing), con el ganó el Kentucky Derby y el Belmont Stakes en 1972, y sobre todo Secretariat, el fenómeno que un año más tarde lo llevaría directo a la eternidad.

Lo que hicieron juntos en 1973 sigue siendo material de leyenda. Ganaron el Kentucky Derby en tiempo récord, dominaron el Preakness Stakes con absoluta autoridad y, en el Belmont Stakes, alcanzaron la inmortalidad: 31 cuerpos de ventaja y 2m24s exactos para los 2400 metros, un récord que aún permanece intacto. Ese día, Turcotte no solo cabalgó a Secretariat: fue parte de un instante eterno que definió la grandeza del turf. De la foto mágica.

Su carrera, sin embargo, tendría un final abrupto. El 13 de julio de 1978, en Belmont Park, una rodada con Flag of Leyte Gulf  (Hoist the Flag) le fracturó la columna y lo dejó parapléjico. Tenía apenas 36 años. Para cualquiera habría sido el final. Para Turcotte, fue el comienzo de otra etapa. Desde entonces se convirtió en símbolo de lucha y esperanza, recorriendo hipódromos y eventos para recaudar fondos y concientizar sobre las dificultades que enfrentan los jinetes lesionados. Su trabajo junto al Permanently Disabled Jockeys Fund (PDJF) lo convirtió en embajador de una causa que abrazó hasta el final.

Su legado también se reconoció en vida. Ganó más de 3000 carreras, recibió el George Woolf Memorial Jockey Award en 1973, fue incorporado al Salón de la Fama en 1979 y, en su Canadá natal, se le otorgó la Orden de Canadá, el máximo honor civil del país. Fue, y seguirá siendo, un verdadero ícono.

En lo personal, Turcotte estuvo siempre acompañado por Gaétane, su amor de adolescencia, con quien se casó en 1964 y tuvo cuatro hijas: Tina, Ann, Lynn y Tammy. Tras su accidente, volvió a su pueblo natal y encontró paz en la vida de campo. En 2015 sobrevivió a un grave accidente automovilístico en el que se fracturó ambas piernas; fiel a su historia, pidió que los yesos fueran pintados de azul y blanco, los colores de Secretariat.

Con su partida se cierra un capítulo irrepetible: Turcotte era el último sobreviviente del círculo íntimo que acompañó a Secretariat en su gesta. Ya no están la propietaria Penny Chenery, el entrenador Lucien Laurin, el peón Eddie Sweat ni el pony boy Charlie Davis. El tiempo se encargó de llevarlos, pero los sueños que construyeron permanecen vivos.

La familia solicitó privacidad en este momento de dolor y anunció que el funeral será privado. En lugar de flores, pidió que quienes deseen honrar su memoria hagan donaciones a la PDJF, la organización que Turcotte defendió con pasión.

Ron Turcotte se fue, pero su leyenda permanece intacta. Para el turf, será siempre el hombre que, un día de junio de 1973, en Belmont Park, montó un caballo llamado Secretariat hacia la eternidad.

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