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Neowise, con la táctica ideal y un jockey que estuvo atento a todo

Foto del escritor: Turf DiarioTurf Diario

La yegua del Stud RDI se tomó revancha de su segundo en 2024 para ganar el Clásico Juan Shaw, moviéndose de atropellada, mejorando cuando el desarrollo lo pedía y guapeando arriba ante la carga de Ceniza Pampa; Vision Triomphe fue tercera con tropiezos


Por los palos, Neowise contiene a Ceniza Pampa, con Vision Triomphe levantando / JUAN I. BOZZELLO
Por los palos, Neowise contiene a Ceniza Pampa, con Vision Triomphe levantando / JUAN I. BOZZELLO

Apenas se había corrido el Gran Premio Copa de Plata (G1), allá por diciembre, y Alberto Figueiredo, el manager del Stud RDI, se cruzaba con el cronista y le decía: "Corrió bárbaro, de atropellada, definitivamente, la forma en que tiene que correr". 

El hombre, con seguridad plena en sus palabras, hacía referencia a Neowise, que acababa de terminar cuarta cerquita de Brienne Trigger (Cosmic Trigger) descontando un montón y dando señales de que lo mejor de su parte estaba por venir.

Pasó un mes y medio y la hija de Agnes Gold le dio la razón a Beto, construyendo una interesante y valiente victoria en el Clásico Juan Shaw (G2-2200 m, pista normal), la carrera que este sábado le dio el puntapié inicial al trajinar de las yeguas en la distancia sobre el césped del Jockey Club.

En 2023 la chaquetilla había disfrutado de una seguidilla de grandes triunfos con la campeona Neverwalkalone (Agnes Gold), la estupenda No Fear (Agnes Gold) y Menino do Río (Fortify), entre otros, pero en 2024 los triunfos fuertes no llegaron con tanta asiduidad, lo más normal del mundo.

Ahora la historia arranca distinta para la divisa y Neowise pudo, por fin, quebrar una racha de arrimes graduales importante y larga que incluyó un segundo lugar en esta misma prueba hace 12 meses, a pocos días de que la misma Neverwalkalone fuera segunda en el Likely Exchange Stakes (L) de Turfway Park, en los Estados Unidos.

Si bien el tren de carrera que planteó al frente Punta Turquesa (Fortify) seguida por Elvitas (Cosmic Trigger) no fue volador, pasando los 400 metros iniciales en 26s13/100, los 800 en 49s75/100 y los 1200 metros en 1m14s6/100, el acierto de Adrián Giannetti fue el de no apurarse en las riendas de la ganadora.

Solo en el codo comenzó a ganar terreno buscando libertad, mientras por dentro Vision Triomphe (Cima de Triomphe), la favorita, venía bastante más encerrada y Ceniza Pampa (Hat Ninja) empezaba a dejar la zaga que ocupó durante más de la mitad del recorrido.

Ya en la recta, y tras un casi imperceptible tropiezo, Neowise arrancó por el centro y sacó máximo provecho de la situación incómoda de Vision Triomphe, que entre los palos y Punta Turquesa, no pasó con facilidad. Abierta, en tanto, Ceniza Pampa ya cargaba con Kevin Banegas.

Giannetti tuvo su segundo y gran acierto al promediar el derecho, cuando fue hacia adentro y obligó a Francisco Leandro a levantar con Vision Triomphe y haciéndole dejar allí todas sus posibilidades. Finalmente, el jinete tuvo el rigor necesario sobre una yegua que mostró coraje para contener a una Ceniza Pampa que, por un momento amagó a pasar de largo.

En la meta, la nieta de Crimson Tide mantuvo la cabeza sobre Ceniza Pampa, con Vision Triomphe en tercero a 1 1/2 largo, pero con Leandrinho sin poder pedirle todo el esfuerzo. A 2 más, Punta Turquesa se mantuvo en cuarto, con Elvitas detrás, todo tras 2m14s10/100. Del lado del debe claramente quedó Luz Delito (Lizard Island), que terminó séptima a 5 1/4 largos.

Ahora dueña de 4 victorias, todas sobre el césped de San Isidro, la superficie que jamás abandonó en sus 13 presentaciones, Neowise dejó ese perfil de siempre quedarse en amagues para tomar protagonismo en una categoría pareja y que, por el momento, no tiene una figura descollante.

Madura, completa, la zaina se sacó las ganas de llegar a ese éxito de grado por el que tantos méritos había hecho y respondió a pleno a aquellas palabras de Beto después de la Copa de Plata, apelando a ese rush particularmente efectivo que suelen tener los buenos hijos de Agnes Gold.



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