El pampeano se quedó con el Clásico Día de la Bandera (1200 m), sobre la arena pesada, y llegó al mejor triunfo de su campaña
Se le hizo larga la cuadra final del Clásico Día de la Bandera (1200 m, arena pesada) a Candy and Giant (Giant's Pleasure) y el pampeano Príncipe Soñado la hizo su presa en los metros finales, quedándose con la victoria en la primera de las dos pruebas importantes que incluyó la jornada del viernes feriado en el Hipódromo Argentino de Palermo.
Generosa para moverse a la descubierta, la zaina metió pata desde la suelta y frente a las tribunas daba la impresión de que tenía todo bajo control. Sin embargo, a la hora del esfuerzo final, Gustavo Calvente no encontró la respuesta esperada y, pese a sus intentos, la carga interna del ganador se hizo imposible de aguantar.
Estuvo hábil Iván Monasterolo en las riendas del caballo que Darío Periga prepara en Santa Rosa, y que fue presentado por Nahuel, su hijo. Nunca se apuró y cuando advirtió que podía llevarse el premio mayor, exigió de firme para lograrlo.
En la meta hubo medio cuerpo entre Príncipe Soñado y Candy and Giant, con Magyar (Lenovo) mejorando en la parte final para quedarse con el tercer lugar, a otros 3 largos. El tiempo de 1m9s79/100 fue excelente, teniendo en cuenta el estado pesado de la cancha, aunque empujado por los parciales de 21s82/100 y 44s67/100 que estableció la puntera, para aquellos quienes confían en el reloj porteño.
Para Príncipe Soñado fue el cuarto y más importante triunfo de su campaña, esa en la que venía sumando una larga lista de arrimes, alternando entre las condicionales y marco mejor rentado, siempre defendiendo los colores del Stud Ceferino de Chimpay.
Hijo del múltiple ganador de G1 Fragotero (Roman Ruler), tiene por madre a Macarena Bid (Contested Bid), hija a su vez de la recordada G2 Nebraska (Kasteel), abuela del fondista Gato Editor (Editor's Note) y hermana de la muy corredora Uniquita (Candy Stripes), titular clásica.
Príncipe Soñado encontró en el barro el disco importante tan buscado y viajará de regreso hasta Santa Rosa habiendo acercado una alegría de las grandes a su equipo y sus allegados.
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