El hijo de Qué Vida Buena, que llevaba más de 6 meses fuera de acción, superó al gran favorito en el Clásico Diamond Jubilee
La verdad que le tomé mucho cariño. Lo corrí casi siempre y hoy, con 8 años, sigue rindiendo en gran nivel. Me ponen muy contento sus triunfos", contaba, visiblemente feliz, Facundo Coria, su jockey, luego de la estupenda victoria de Qué Ta Güeno en el Clásico Diamond Jubilee (1000 m, arena), la prueba central de la jornada en Avenida del Libertador y Dorrego.
Con 8 años, superando una reprise de más de 6 meses y ante rivales de los más complicados a disposición, el hijo de Qué Vida Buena ratificó su vigencia y que sus impresionantes 560 kilos siguen siendo imparables.
Campaña formidable la del caballo del Stud May-Clau, que a lo largo de 29 salidas sumó ya 12 primeros, 9 segundos, 5 terceros y 3 quintos, sin haber quedado nunca fuera del marcador y acumulando 17.115.200 pesos en premios, enfrentándose ante los mejores sprinters del momento y, en muchos casos, venciéndolos, como ocurrió esta vez.
Nada fue fácil para Qué Ta Güeno, que se escapó de los partidores en la previa y luego debió remontar desde el fondo durante el desarrollo, ese que tuvo al gran favorito Arellano (Angiolo) moviéndose al son de la banda a la par de Humor Sabatino (Sabayón) y Lemoro (Le Blues).
Con mucho trabajo, Arellano se fue afirmando al frente y parecía que iba a conseguir el objetivo de reencontrarse con la victoria, pero Coria buscó la verja con el ganador, que arrancó como una locomotora para pasar al frente en la cuadra final y derrotar finalmente con claridad al preferido de casi todos.
El disco marcó 1 1/2 cuerpo de diferencia entre Qué Ta Güeno y Arellano, con Lemoro completando la trifecta a la cabeza, todo tras 54s86/100, el mejor tiempo de una tarde de cancha no tan voladora.
Criado por el Haras La Corona y preparado por Héctor Véliz, Qué Ta Güeno festejó por quinta vez en el plano mejor rentado, tercera en el terreno de los clásicos, y ahora afronta el segundo semestre con la ilusión de darle pelea al que raye en la velocidad. Dependerá de su salud y de que el tiempo no empiece a jugar su partido, aunque ya demostró sobradamente sus condiciones de gran caballo.
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