A sus 90 años, el entrenador sigue al pie del cañón con una caballeriza de ejemplares propios e hijos de Candy Ride...
Pocas palabras más autorizadas debe haber en el mundo de la hípica que la de Ron McAnally, el formidable entrenador estadounidense que a sus 90 años continúa entrenando, buscando sumar más campeones a su trayectoria sin par, esa en la que los caballos argentinos han sido mojones irremplazables.
Muy interesante resultó la entrevista que Paulick Report, el sitio web del prestigioso periodista Ray Paulick, realizó con el profesional, siempre en esa mesa del Clocker's Corner de Santa Anita Park que hace décadas ocupa.
Con una caballeriza de apenas 5 ejemplares, todos de su propia cría, cuenta Ron: "Vengo todas las veces que puedo, porque hemos tenido unos problemas en casa y debo pasar mucho tiempo allá, pero no hay un lugar donde me sienta mejor, donde los caballos nos pertenecen".
"Este negocio se trata de ilusiones y sueños. Los caballos han sido mi vida y continuaré con ellos todo lo que pueda, todo lo que viva de ser posible", confiesa el cuidador, que entró al Salón de la Fama allá por 1990 y, por ejemplo, manejó la campaña de John Henry (Ole Bob Bowers), ganador de 7 Eclipse Awards y que fue consagrado como Caballo del Año en los Estados Unidos en 1981 y 1984.
Ganador de 2592 carreras y de más de 126 millones de dólares en premios, McAnally se divierte con algunos hijos de Candy Ride, entre ellos He's Our Maker y Charm Your World, ambas sin debutar, y propias hermanas del G1 Rock Your World, que el cuidador crió junto con su esposa Deborah y que hoy es padrillo en el Spendthrift Farm de Kentucky. En lo que va del "Classic Meet" de Santa Anita Park, McAnally corrió 1 carrera, llegando séptimo con Roses and Candy (Candy Ride), el 3 de enero.
Bayakoa (Consultant's Bid), Paseana (Ahmad), Festín (Mat Boy), el propio Candy Ride (Ride the Rails), Ibero (Cinco Grande), Different (Candy Stripes), Suggestive Boy (Easing Along), la lista de ejemplares argentinos a los que McAnally llevó al estrellato es tan larga como ilustre, y por eso siempre es lindo saberlo activo, con ganas de estar cerca de los caballos y vital. Aún cuando con 90 años ya podría disfrutar de un retiro más que merecido. Pero... dicen que tira más que una yunta de bueyes...
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