El sábado en Palermo con el hijo de Il Campione el jockey le dio continuidad a su gran actualidad, exigiéndose por las mañanas para conseguir más y mejores montas
La gran reunión del sábado en Palermo dejó varios rostros felices, entre ellos, el de Martín Valle, que sobre las riendas de El Exito (Il Campione) le dio continuidad a su gran presente ganando el Clásico Benito Villanueva (G2), sobre la milla.
"Estoy feliz por el triunfo, porque es un caballo que considero muy bueno y que esta vez lo confirmó. Si bien había ganado en la arena, fue en la chiquita de San Isidro, y teníamos alguna duda de cómo se adaptaría a una pista totalmente distinta como la de Palermo, pero todo salió muy bien", dice el jinete, satisfecho.
Luego, suma: "Lo íbamos a correr en el pasto de San Isidro, pero se decidió esperarlo a esta carrera, que era muy brava, pero a la que llegó muy bien preparado. Tenía dos pasadas, una de 1400 metros y otra en la milla, y partidas de 800 y también de 1000 metros, donde nos dejó muy conformes. Hablamos con José -Blanco, el entrenador- de correrlo no muy lejos, sin hacer ninguna locura, porque es parejo y seguidor, y un guerrero cuando hace falta. El desarrollo fue muy limpio y cuando entramos al derecho lo moví para ver que tenía y decidí esperarlo, pero cuando lo puse de firme, allá por los 400, se desprendió muy bien y no hizo falta pegarle ni un chirlo".
Valle no se queda con lo que El Exito dio hasta ahora, sino que se ilusiona: "El caballo tiene mucho para crecer. De potrillo nos gustaba para ganar debutando, pero corrió muy mal 1200 metros y después de revisarlo apareció que tenía sensibilidad en las manos. Blanco lo curó, lo preparó, y ganó muy bien la de perdedores en el pasto; luego repitió en un par de clásicos listados y eso nos animó a venir a Palermo en una carrera mucho más difícil, pero estuvo a la altura".
De un tiempo a esta parte Valle se volvió uno de los jinetes principales del país, en cabeza de la nueva camada. Sobre su actualidad, opina: "En lo personal me está yendo muy bien, trabajando y siendo profesional con la mirada puesta en que los triunfos no te mareen. Fundamental para mi es el acompañamiento de la familia, mi esposa y mis viejos que siempre están presentes y eso es algo inigualable. Después de que uno se hace jockey, todo cuesta mucho más pero me puse las pilas y fui como 6 meses a varear a La Plata. Todos los viernes me levantaba a las 4 de la mañana y trabajé un montón, y eso fue fundamental para que me empiecen a llegar más y mejores montas".
Ver que el fruto del trabajo llega es de mucha utilidad para no aflojar, y el jockey lo reconoce en sus palabras: " También ganar seguido te sirve de mucho, porque te permite tener caballos para correr las carreras buenas, madurar y tomar decisiones acertadas. En este deporte si no ganás te cuesta un montón y, cuando te toca el bajón, que a la mayoría nos pasa, la solución es trabajar y trabajar. Aprendí a ser muy disciplinado en lo mío, me cuido mucho y gracias a ese cambio y toda la garra que le puse a mi trabajo, importantes caballerizas confiaran en mí, con los triunfos grandes tan buscados empezando a llegar".
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