El alazán volvió después de varios meses con un triunfo en la milla norteña y le dio una gran alegría al querido y reconocido fotógrafo
Juan Ignacio Bozzello es, al menos en la opinión nuestra, el fotógrafo más talentoso del turf argentino. El Bagre, como lo conocen todos, también es uno de esos personajes maravillosos de los hipódromos, entusiasta, puro corazón, dueño de salidas únicas y capaces de arrancarle una sonrisa a cualquiera.
Como tantos en la actividad, también tiene una faceta como propietario y criador, y este miércoles en San Isidro vivió una tarde de gloria con Tremendo Rayo (Southern Cat), hijo además de su yegua Luck Bagrecita (Lucky Roberto) y al que crió, reprisando con un triunfo en la cuarta carrera, para caballos de 4 años ganadores de 1 en el plano de la categoría alternativa.
Juan casi no pierde mañana en el Campo 2 para seguir de cerca a su alazán, que tiene a Pedro Nickel Neto como preparador (la paciencia del muchacho para soportarlo es merecedora de un premio, ¡sin dudas!), y hacía ya semanas venía palpitando el regreso, que no pudo ser mejor.
Con Juan Paoloni en sus riendas, el defensor del Stud El Bagre (no podían tener otro nombre sus colores...) dominó al promediar la recta y se aguantó para batir por 3/4 de cuerpo a El Gran Menuhin (Lujo Moro), en 1m37s23/100 para la milla.
"Hacía 5 meses que no corría, cambiamos de casa en el interín, y fue un desafío enorme. Estoy feliz de lo que vivimos con Pedro, en una sociedad que empezó de la mejor manera y espero tenga mucho futuro. Estas cosas emocionan, te tocan... Me puse una camisa de mi papá, que falleció en agosto, y fue todo aún más fuerte. El siempre me apoyó en toda esta locura y de alguna manera lo estamos compartiendo", contó Juan, emocionado, con una sonrisa de por medio que no se le borró durante toda la tarde.
Luck Bagrecita había ganado una carrera, también en San Isidro, para Bozzello, en un tarde de enero de 2017 que todavía recuerda, y ahora se da el gusto de volver a vencer con una cría de su yegua. Le durará la emoción y la alegría varios días al Bagre, y será imposible que no se haga ilusiones con la forma en que seguirá la historia de su caballo.
El turf se vive con pasión, con corazón, y muchas veces tiene el mimo de una victoria que haga valer la pena la inversión gigante que se realiza para poner un caballo en la pista. Y allí está Juan, Bozzello, el Bagre, disfrutando su momento y, en vez de sacando la foto, siendo parte de ella...
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