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Un Labrado maravilloso ganó la carrera de su vida para seguir en la cima de la velocidad

Foto del escritor: Turf DiarioTurf Diario

Ya dos veces Campeón Velocista, el hijo de Le Blues quedó último al largar, remontó por dentro y se llevó el Maipú (G1) por segunda vez

La suerte del bicampeón Labrado parecía sellada en la largada del Gran Premio Maipú (G1-1000 m, arena), la carrera que cerró el brillante cronograma jerárquico del sábado en el Hipódromo Argentino de Palermo.

Siempre impaciente en los partidores, el hijo de Le Blues no largó del todo bien, y metros más adelante fue encerrado para quedar último mientras En Un Rincón (Manipulator), Sirano Halo (Perseverante Halo) y Arellano (Angiolo) salían a luchar en la delantera.

Cualquier caballo normal o bueno, no hubiera tenido ninguna oportunidad de recuperarse en una carrera tan brava y tan corta, pero el crack es sobre natural y terminó ganando la carrera de su vida con una remontada inolvidable y por la parte interna, la que menos alegrías trae cuando se corre en el derecho porteño.

Wilson Moreyra no se desesperó, aunque tampoco perdió tiempo en ir hacia la zona más cercana a los palos para darle a Labrado el terreno libre como para empezar a arrimarse, y lo del zaino fue sublime, poniéndole su enorme corazón a las circunstancias y atropellando para dominar a 150 metros del disco y luego contener el avance de Comopudosucederme (Compasivo Cat), finalmente su escolta a la cabeza en 56s59/100. A 1 1/2 largo más, Ser Sincero (Fortify) completó la trifecta, con Sirano Halo y Arellano delante del potrillo Coraje Gaucho (Lenovo).

Con 3 triunfos de G1 en lo que va de la temporada, y la asombrosa cifra de 7 por total en su campaña, Labrado se recuperó después de quedar tercero de la yegua Ansia Clara (Angiolo) en el Gran Premio Suipacha (G1) sobre el césped del Hipódromo de San Isidro, la misma cancha a la que seguramente regresará dentro de un mes para pedirle la revancha a la zaina y, de conseguirla, garantizarse un inédito tercer título entre los sprinters de forma consecutiva.

Labrado es una máquina, un caballo sensacional, que ya se mezcla entre los grandes velocistas de todos los tiempos. Sus méritos previos podrían haber sido suficientes para considerarlo de tal forma, pero la carrera que ganó este sábado fue sencillamente formidable.

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