En una carrera de otro planeta, la yegua argentina perdió en el último salto y al hocico de Malathaat en un Keeneland repleto
LEXINGTON, Kentucky (Especial para Turf Diario).- Habían pasado apenas unos minutos después de que, vía "photo", el Breeders' Cup Distaff (G1-1800 m, arena, US$ 2.000.000) quedaba en manos de la campeona Malathaat por sólo el hocico de ventaja ante la argentina Blue Stripe, y la mezcla de sensaciones era rarísima.
Resultaba imposible no sentir bronca, amargura, lamentarse, por ese grito gigante para la hípica sudamericana que se había escapado cuando ya parecía propio; pero, a la vez, a todos quienes vivieron de cerca la memorable actuación de la yegua del Haras Pozo de Luna en el bellísimo Keeneland, les corría también ese sentimiento de orgullo, de percibir que siempre se puede, que los caballos nacidos en la parte baja del continente son tan competitivos como cualquiera; que criando en la mayoría de los casos con lo que se puede y no con lo que se quisiera, desde nuestros campos siempre nacen cracks.
Ante las mejores del mundo sobre pista de arena, Blue Stripe demostró su pertenencia a la élite, confirmó todo lo bueno que se le había visto en los días previas sobre su estado y su preparación y le regaló a la hípica sudamericana un momento inolvidable, una carrera para el marquito, para mirarla una y mil veces, quizás, esperando que en alguna ocasión ese cabeceo le juegue a favor.
No fue la actuación perfecta apenas por el detalle del resultado, pero, por todo lo demás, lo de la hija de Blue Stripe fue sensacional. Marcelo Polanco realizó una tarea soberbia en su puesta a punto, y después´ el jockey Héctor Berríos le dio una conducción de clase.
Con Society (Gun Runner) saliendo como se esperaba a marcar el camino, Blue Stripe quedó cerquita en la primera parte del desarrollo. Cuando todo empezó a moverse y varias salieron a ponerle presión a la puntera advirtieno un ritmo moderado (23s9/100, 47s29/100 y 1m11s95/100), el chileno contuvo un tanto a su yegua, siempre junto a los palos, y allí la dejó. Ya en la curva encontró el espacio para buscar en nada la mitad de la cancha y desde allí atropelló y dominó con 200 metros para el disco, sacando ventajas que parecían determinantes. Por dentro atacó Clairiere (Curlin) y más abierta lo hizo Malathaat, protagonizando las tres un cierre de los más emocionantes que se recuerden en la serie.
Hasta un metro antes el disco todo fue de Blue Stripe, pero el cabece, a veces un tanto injusto, le jugó a favor a la hija de Curlin del Shadwell Stable por el hocico, con Clairiere quedando tercera al mismo margen, todo tras 1m49s7/100. Nest (Curlin), la enorme favorita, terminó cuarta a 3 1/4 largos, decepcionando y dándole la razón a los "chimentos" que hablaban de que no todo estaba bien con ella en la previa.
Blue Stripe le ganó a varias rivales estupendas y perdió contra un monumento a la yegua, lindísima, con genética impresionante y que, encima, está invicta en Keeneland, donde ganó las cuatro veces que corrió, siempre en compañía de G1.
La zaina que crió Ignacio Pavlovsky (h.) en su Haras La Manija y con la que José Cerrillo y todo Pozo de Luna se jugaron una parada brava, estuvo a centímetros de conseguir una victoria más de esas soñadas. Lo que sí logró fue quedar en la historia, ganarse un lugar al lado de Bayakoa (Consultant's Bid), Paseana (Ahmad) y su hermana Blue Prize (Pure Prize) y encumbrarse como una de las más grandes yeguas argentinas y sudamericanas de todos los tiempos.
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