Princesa May la había superado por 1 1/2 cuerpo, pero molestó en el final y fue distanciada

El comisariato definió el Clásico Doria (1400 m, césped), la prueba más fuerte que tuvo la flojita reunión de domingo en el Hipódromo de San Isidro, completando otro fin de semana sin demasiada emoción a nivel jerárquico. En el disco estuvo primera Princesa May (Sir Winsalot, 54, pero se abrió violentamente en los tramos finales cruzando a Reina Casada (Long Island Sound, 54), lo que derivó en un distanciamiento a al viejo estilo.

¿Podría haber ganado la potranca del Stud San Isidoro sin la molestia? La pregunta no tiene respuesta fácil, pues todo se dio bastante cerca de la meta y con la tordilla todavía con ventajas claras; sin embargo, la “víctima” venía descontando, no volando, pero sí descontando. Ante ese panorama, los jueces optaron por dar curso al reclamo de Brian Enrique, que montó a la pupila de Enrique Martín Ferro.

Una, Princesa May, había cargado por los palos, apretada, pasando por un espacio chiquito; la otra, Reina Casada, atropelló bien abierta, con mucha más libertad. Dominó aquella, y Rodrigo Bascuñán castigó varias veces de derecha, sin lograr controlar ese brusco movimiento final, que llevó a un final anunciado. Había sido de 1 1/2 cuerpo la diferencia entre ambas en el marcador, tras 1m22s78/100.

La decepción corrió por cuenta de la favorita Doña Yerba (Il Campione, 59), cuya reprise no fue la esperada, cerrando la marcha, aunque no lejos, a 5 3/4 cuerpos, pero sin fuerza en el momento de la definición, quizás, pagando la larga inactivdad, pues no corría desde agosto.

Para Reina Casada, que venía de termniar cuarta en una condición, fue apenas el segundo festejo de su campaña, aunque ya tenía varios arrimes de grado.