El mitín más exclusivo de la hípica mundial tuvo una versión rara, diferente, pero que sentó las bases de una temporada que promete acción excelente

BERKSHIRE, Inglaterra (Especial para Turf Diario). La que terminó el último sábado no fue una versión más de Royal Ascot. Sin público en las tribunas, sin la compañía perpetua de la Reina Isabel II, el mitín de carreras más exclusivo del mundo corrió por carriles lejanos a la normalidad, pero ratificó el poderío que tiene para eclipsar por una semana el planeta turf.

Con récord de televidentes siguiendo las diferentes transmisiones, apuestas que superar hasta el cálculo de los más optimistas, terminó por ratificar un axioma que, no por bien conocido, pierde vigencia: las buenas carreras y los buenos caballos siempre generan expectativa.

Los caballos mayores estuvieron casi todos y entre los productos la cuestión pasó por empezar a descubrir figuras que, hasta el año pasado, ya sonaban desde esas condicionales que esta -las pocas que pudieron correrse desde el regreso de la actividad- vez fueron más pura preparatoria que otra cosa.

El jockey Frankie Dettori y el entrenador John Gosden fueron las grandes figuras entre los profesionales, aunque las seis victorias del jinete Jim Crowley también sonaron fuerte. Shadwell Stud ganó a lo loco y sus muchas “caballerizas parientes” también se sacaron fotos variadas, al igual que Coolmore, que de la mano de Aidan O’Brien y Ryan Moore tuvieron una cosecha algo más breve, pero para nada despreciable.

¿Y en la pista? Pues bien, fue allí donde el tercer triunfo consecutivo del crack Stradivarius (Sea the Stars) (foto) en la Gold Cup (G1) encabezó el ranking de emociones. El fantástico final entre Circus Maximus (Galileo) -a la postre, el ganador- y la yegua Terebellum (Sea the Stars) en el Queen Anne Stakes (G1) fue otro pasaje monumental, al igual que la promisoria presentación de la potranca Frankly Darling (Frankel) en el Ribblesdale Stakes (G2).

El velocista Battaash (Dark Angel) logró ganar en su tercer intento en King’s Stand Stakes (G1) y también fue noticia fuerte, y ni que hablar de la performance tremenda de Lord North (Dubawi) en el Prince of Wales’s Stakes (G1).

Fanny Logan (Sea the Stars) pudo con los machos en el Hardwicke (G2) y Alpine Star (Sea the Moon), otra yegua, voló bien alto para saltar a los primeros planos tras el Coronation Stakes (G1).

La frutilla del poster la puso Palace Pier (Kingman) mantiendo su invicto por sobre el campeón Pinatubo (Shamardal) en el St. James’s Palace Stakes (G1), y la cuota sentimental para la hípica argentina y sudamericana la aportó el potrillo Nando Parrado (Kodiac), hijo de nuestra Chibola (Roy) al salir de perdedor en el siempre trascendente Coventry Stakes (G2).

Pasó Royal Ascot 2020 y pasó con la calidad de siempre, por más que haya sido diferente. En muchas categorías, sentó las bases para una temporada británica que recién comienza y que promete un año raro, pero excepcional.