Muchas de sus pistas podrían habilitarse quizás hasta antes que los máximos y en un esquema oficial podrían aspirar al crecimiento

El formato de apoyo casi único en aportes externos (léase Fondo de Reparación o tragamonedas) deja en claro que el sistema que maneja el turf argentino posee una extrema debilidad. Ante la caída de esas ayudas, más allá de la pandemia, el castillo de naipes se derriba sin viento y ninguno de los hipódromos centrales está en condiciones de organizar carreras “competitivas” económicamente hablando, o siquiera salvar sus propios costos organizativos.

Pues bien, queda claro que una vez que llegue la “nueva normalidad”, la hípica nacional deberá empezar a virar hacia un formato distinto y de autosustentación, más allá de que los aportes de la Ley o los slots vuelvan al ruedo. Es una oportunidad única de parar la dependencia de factores ajenos y de, aunque sea en otros números, toda la estantería no tambalee por una firma que no llega u otro virus que nos enloquezca.

Hoy por hoy, sin fondos, ni San Isidro, ni Palermo, ni La Plata, ni Azul ni Tandil ni La Punta pueden dar el paso de llamar carreras si existiera la posibilidad; no será sustentable. ¿Cuánto tiempo se extenderá el vacío? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero sí hay un panorama que se va aclarando bastante en el interior del país.

Pues bien, todo lo desatado por esta inesperada tormenta puede ser el elemento preciso como para que la hípica de las provincias empiece finalmente el camino hacia la federalización del deporte de las carreras de caballos. Se dice que Río Cuarto, en Córdoba, tiene intenciones de correr; y desde Entre Ríos también se reportan algunos movimientos al respecto.

¿Qué sucedería si en Río Cuarto, por ejemplo, se llamara a una fecha oficial con premios razonables? ¿Alguien duda que desde los máximos podrían viajar caballos para competir y abandonar el galopar por las mañanas que sostienen hace semanas? Con un esquema serio y bien planteado, no serían pocos los que subirían sus caballos al camión para que vean acción.

No es un camino sencillo, y también uno en el que muchos hipódromos del interior quizás no estén de acuerdo. La creencia popular de “la cuadrera” y la informalidad han sido siempre un tema a superar. ¿Pero no es tentación suficiente poder acceder por fin al canal grande?

Las pruebas deben ser oficiales, con análisis antidoping y todo lo que rodea al turf de primera línea. En un esquema de trabajo, cada provincia podría elaborar formatos viables con sus loterías y políticos para contar con fondos que ayuden a lograrlo en un comienzo. Sin ir más lejos, Tucumán y Mendoza ya los tienen, sólo deberían dar el paso hacia la oficialidad.

Azul y Tandil en su momento lo consiguieron -aporte del fondo mediante-, en sendas experiencias exitosas y que ahora, como San Isidro, Palermo y La Plata, tendrán que emprender el camino hacia la auto sustentabilidad.

Hay una inquietud que siempre hizo fuerza para el “lado extraoficial”, y fue el miedo a perder la condición de los propietarios en caso de ganar en sus respectivas provincias antes de viajar a los centros principales. Pero allí la solución sería muy sencilla con una tabla de equivalencias simiar a la que se utiliza del otro lado del Río, paras Las Piedras, Maroñas y las pistas del SINT. Ni siquiera hay que ponerse a inventar, sólo ajustar a las demandas locales y a las categorías de cada hipódromo.

Las provincias pueden dar el salto en materia hípica y concretar el viejo sueño de muchos del “turf federal”, hasta ahora más palabras y deseos que otra cosa. La coyuntura pone a tantos hipódromos queridos ante una posibilidad única, que incluiría sentarse a la mesa principal en pos de conseguir el objetivo tan deseado y unir de una vez por todas en centro con tierra adentro…

Diego H. Mitagstein