El pequeño hijo de Cityscape le ganó por 11 cuerpos a Guest Seattle en el Clásico Porteño (G3) de San Isidro

Pocos se van a asombrar con Simbora desde lo físico: sus 438 kilos no son nada llamativos; pero el pequeño alazán corre como loco… La muestra más contundente al respecto llegó este viernes en el Clásico Porteño (G3-2400 m, césped), la prueba más trascendente de la muy entretenida jornada que se desarrolló en el Hipódromo de San Isidro, opacada un tanto por las espantosas condiciones climáticas reinantes y que transformaron la grama en una ciénaga.

No fue una sorpresa lo del pupilo de Juan B. Udaondo, tanto por los antecedentes con los que llegaba a este compromiso, cuanto por la carga genética “barrera”. Ocurre que su abuelo materno no es otro que El Sembrador (Octante), un especialista cuando la cancha estaba fea y que supo pasar esa cualidad a sus crías. La adaptación a esas condiciones del defensor del Stud La Deriva fue contundente.

Previo tercero a 1 1/2 largo de Tradizione Day (Harlan’s Holiday) en el Clásico Uberto F. Vignart (G3) platense, Simbora fue una aplanadora cuando en la recta se tomó las cosas medianamente en serio. A media máquina, y por la mitad de la pista, el ganador pasó como un poste al valiente puntero Guest Seattle (Seattle Fitz) hasta sacarle nada menos que 11 cuerpos de ventaja, con Green Lemon (Equal Stripes) ocupando el tercer lugar a otros 8 largos, con el resto de los participantes cruzando en fila india, a una cuadra y agotados.

El Porteño es preparatorio para el Gran Premio 25 de Mayo (G1), y hacia allí apunta ahora sus cañones Simbora, y con ilusión potente. La categoría de los fondistas sufrió una importante sangría entre las muchas ventas que se concretaron y algunas lesiones de sus referentes, como el caso de Sixties Song (Sixties Icon). Así las cosas, la carrera patria parece abierta a cualquier expectativa en esta época de rearmado del ranking de la categoría.

Simbora, cuya madre no es otra que la ganadora gradual Siembra Azul, que también se lucía en la larga de césped y llegó a vencer a los machos en el Clásico Chacabuco (G2) de Palermo, tiene apenas tres años, un dato duro importante. Para un caballo joven mostrar semejante capacidad para correr la distancia no es normal, aunque aquí siempre se le reclame a los 3 años estar en condiciones iguales de competencia a la de los caballos mayores. 

De aquél debut decepcionante en septiembre; tras costarle 7 actuaciones salir de perdedor, Simbora encontró en las pruebas de distancia su lugar en el mundo, comenzando a crecer con un par de contundentes triunfos en la arena de Palermo y sobre dos kilómetros hasta pasar en un lapso tan breve de tiempo a convertirse en ganador de grupo en apenas su segundo intento en ese nivel.

Se viene el Gran Premio de Mayo y Simbora ya sacó su ticket con “ubicación preferencial” hacia el enorme desafío que significa intentar ganar una de las pruebas que son bandera para la hípica nacional. Este viernes le dejó claro a todo el mundo que tiene con qué conseguirlo…