Importada en vientre desde Chile, la hija de Grand Daddy mantuvo su invicto de forma espectacular en el Clásico Güiraldes (G3)

Grand Daddy (Johannesburg), el propio hermano del fantástico Scat Daddy, es un padrillo notable sobre arena en Chile. Por eso no había dudas de que su hija Simonne, una de las 5 únicas confirmadas que tenía el Clásico Manuel J. Güiraldes (G3-1400 m, arena), no tendría problemas en dejar el césped de San Isidro donde había debutado para tomar de la mejor forma la fiel tierra porteña.

Claro, después debía demostrar que estaba lista para dar el salto y para superar a una rival con mucha más experiencia como Penny Trigger (Cosmic Trigger), situación que terminó confirmando, como su casi obvia adaptación a la cancha de Avenida del Libertador y Dorrego, donde la zaina del Stud Friends ofreció una demostración de vuelo para trepar varios peldaños en el ranking de las potrancas y comenzar con el pie derecho el camino que, todos en su entorno esperan, la deposita en el Gran Premio Polla de Potrancas (G1) de septiembre próximo.

Redondeando el doblete gradual estupendo del entrenador Nicolás Martín Ferro, Simonne fue implacable cuando avanzó abierta en la recta proyectada por Gabriel Bonasola, pasando de largo a Furiosa Kali (Furious Key) y la tordilla Penny Trigger, que lucharon sin descanso desde la salida y hasta la misma meta.

Tan fuerte arrancó la ganadora que terminó sacándole 4 cuerpos en el disco a Penny Trigger, que finalmente se quedaría con el particular duelo que sostuvo con Furiosa Kali por medio pescuezo, todo tras 1m23s48/100, tiempo que fue 2s17/100 más lento con respecto al que había empleado Dzik (Portal del Alto) para llevarse un rato antes el Clásico Old Man (G3), para potrillos.

Se habló de la actualidad impresionante de Nicolás Martín Ferro, dueño de dos de las tres pruebas centrales sabatinas en el Hipódromo de Palermo y que así totaliza ahora nada menos que 18 victorias clásicas, con apenas transitando la mitad de la temporada. En la estadística, son 3 más con respecto a las que consiguió ya Carlos D. Etchechoury, con el resto muy lejos. Lo del joven preparador es para el aplauso permanente.