Inactivo desde que ganó el Longines Gran Premio Latinoamericano (G1), en marzo último, el hijo de Equal Stripes se enfrenta con los durísimos Pinball Wizard, Village King, Emotion Orpen y Rohit Joy

Ganar el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1-2400 m, césped) lo es todo. Por historia, por su significado, por las vivencias… Es el sueño del burrero, no importa el ángulo desde donde se pare dentro de la actividad. Puede ser propietario, criador, profesional, peón, jockey, vareador… Da lo mismo; es esa ilusión por la que se trabaja una vida, aún a sabiendas de que, casi seguro, no se hará realidad. La pasión mueve al mundo de las carreras de caballos, y mucho más por estas alejadas tierras, donde poco a poco la “versión negocio” se va apartando de los planes generales, para transformarse en una quimera a pérdida. Con sabor dulce, es cierto, pero más cerca de este formato que del otro.

Llega el Pellegrini 2020, el de la pandemia, el que podrá ser disfrutado por apenas un puñado de personas que pagaron la mesa (entre 24.000 y 30.000 pesos cada 4…) para acceder a la fiesta “casi privada” que diagramó para este sábado el Hipódromo de San Isidro. Además, aquellos propietarios que tengan la suerte de correr cerca de los grandes premios, quizás puedan quedarse en las instalaciones como “polizontes”. El resto deberá conformarse por verlo por streaming o por la tele, como corresponde, ante la responsabilidad requerida por el Covid-19 que pelea “por la punta” como caballo guapo.

El Pellegrini es un carrerón, donde todo puede pasar y en el que un grupo de caballos parece estar claramente por delante del resto en materia de posibilidades. El dato es que habrá tan sólo 13 participantes, una de las nóminas más pequeñas en toda su historia, y también que estará vacío de 3 años top, gentileza de alguna lesión inoportuna como la que sufrió Marignac (Equal Stripes) o de la decisión absolutamente discutible de los dirigentes de apilar el proceso selectivo y la Triple Corona en un puñado de días, situación que, por ejemplo, privó a todos de ver a Great Escape (Equal Stripes) buscando ratificar ante los mayores su victoria por inusuales 15 cuerpos en el Gran Premio Nacional (G1). Dicen quienes manejan nuestra hípica que estuvo bien lo que hicieron, pero la evidencia no habla el mismo idioma.

¿Qué caballo ganará el Pellegrini de la pandemia? Pues bien, desde este espacio nos inclinamos por Tetaze (Equal Stripes), el zaino bueno y parejo que pega la vuelta tras más de 9 meses de inactividad, el mismo que se despidió a mediados de marzo ganándole a los mejores del continente en el Longines Gran Premio Latinoamericano (G1). Para Roberto Pellegatta, su entrenador, es difícil que le ganan, pues en privado lo vio como nunca. Las tabuladas potentes del crédito del Stud Egalité de 9 refuerzan el pensamiento del hombre.

Claro que lejos estará de ser un cánter la historia para Tetaze, que se cruzará con una versión bastante mejora del Pinball Wizard al que dejó fuera de poste la tarde de la carrera continental. Desde entonces el vástago de Orpen se afirmó en la distancia y en el césped, primero conquistando el Gran Premio General San Martín (G1) y luego ratificando su gran momento con una victoria inapelable en el Gran Premio Copa de Oro (G1).

Esa tarde superó por 5 cuerpos al mismísimo Village King (Campanologist), tercero en el Pellegrini de 2017 y que había vuelto a la competencia en el país tras su paso por los Estados Unidos ganando el Clásico Progreso (G3) por variedades deportivas. Entre sus allegados hay ilusiones grandes, algo arrepentidos de haber corrido la “Gold Cup”, sin descanso. El andar en privado del zaino es notable y si se mezcla con la habilidad que tiene, todo puede pasar…

Emotion Orpen (Orpen) es otro de los nombres fuertes, importantes, de peso. Con el desafío por delante de demostrar que en el césped puede ser tan bueno como en la arena, el reservado de Firmamento acaba de imponerse en el Gran Premio Dardo Rocha (G1) refrendando su condición como el mejor fondista en arena.

Hay una incógnita llamada Rohit Joy (Fortify), invicto en 4 salidas y que salta de la tierra a la grama, también en la categoría y compitiendo por quinta vez en apenas poco más de tres meses. Corre como loco el caballo de Las Canarias, que aquí tiene su prueba de fuego, su desafío estelar.

El Gran Premio Carlos Pellegrini, la carrera que todos quieren ganar, está a nada de correrse. No será uno más, absolutamente. No tendrá la magia de la pasión en las tribunas, pero tratará de suplir ese “detalle” con su impronta histórica, con su peso específico, con su porte sin igual.