Vendido, comprado, vendido y otra vez recomprado, el zaino es la nueva apuesta “Made in Argentina” del Haras Firmamento, buscando seguir los pasos de Kaljerry y Fitzcarraldo…

Por Diego H. Mitagstein

Desde que decidió dedicarse a la cría del caballo de carrera, allá por fines de los años ’70, Juan Carlos Bagó no dejó de apostar, y con mucho éxito, a los padrillos nacionales. Desde el inolvidable Kaljerry (Jerry Honor), pasando por Just In Case (Salt Marsh) y Fitzcarraldo (Cipayo), y llegando hasta Seattle Fitz (Fitzcarraldo), siempre les dio oportunidad, sea con altas expectativas, como todos aquellas, o por razones más sentimentales, con Giacom (Giacomo) como bandera reciente; tantas alegrías de por medio, el tordillo vaya si se lo merecía.

Entre aportes genéticos invalorables llegados desde el extranjero, en la cabaña de Sierra de los Padres siempre hubo lugar para el  “Made in Argentina”, con The Great Day como última gran apuesta, mezclando todos los sentimientos, la razón y el corazón.  El zaino se vendió de potrillo al Stud De Galera, y tras su debut triunfal, Bagó recompró una parte a esa caballeriza. Con la chaquetilla de la gaviota el zaino ganó la Polla de Potrillos (G1) y el Classic (G1) de las Estrellas en Palermo, antes de ser vendido para continuar con su campaña en los Estados Unidos. Bagó soñaba con repatriarlo para padrillo, y por eso ensayó una táctica inusual, recomprándolo pensando a futuro. Por desgracia una lesión lo sacó de las pistas cuando se lo preparaba para reprisar, pero fue más que bienvenido en el haras para servir en 2021 su primer libro de yeguas madre.

Más allá de las del corazón, hubo otras varias razones para pensar en The Great Day como padrillo en Firmamento. Su campaña fue fundamental, y que se tratase de un hijo de Harlan’s Holiday, por lo tanto, hermano paterno de Into Mischief, fue otro dato de peso. Si se completa con una genética de enormes resultados aquí, la ecuación encuentra un asidero por demás justificado en buscar transformarlo en un reproductor de éxito.

Lo cierto es que si Juan Carlos Bagó y su equipo sumaban a The Great Day no era para ofrecerle un libro de yeguas de nivel intermedio, para “tirarse un lance”. Sino para darle el mayor apoyo posible buscando tener éxito.

“Se le destinó un lote muy importante de madres. Las razones fueron varias, fundamentalmente porque Juan Carlos ve en el caballo un prospecto con muchas garantías, y por eso apostó en él, entendiendo que el apoyo de entrada es la clave para su posterior éxito. Por eso se le destinaron muchas de las mejores madres del haras. El contar con otros dos padrillos probados como Hit it a Bomb y Remote nos permite poder arriesgar más con The Great Day. El caballo tiene todo para dar: precocidad, velocidad, pedigree, fisico. Todo el equipo está muy ilusonado”, cuenta Ezequiel Valle, desde Firmamento.

Así, de los 68 vientres que el zaino cubrió la temporada anterior resaltan nombres como los de la campeona Kalath Wells (Poliglote), la G1 Smart Wells (Poliglote) o las graduales Curitiba Nistel (Van Nistelrooy), Distinguida Lode (Lode), Grand Coquette (Grand Slam), Terms Parade (Parade Marshal), Splendid Célebre (Peintre Célebre) y Perugia Top (Giant’s Causeway). Para cualquier reproductor ese podría ser un apoyo más que suficiente, pero en Firmamento jugaron fuerte, pues también le presentaron a The Great Day a varias productoras generosas. Por ejemplo, el zaino sirvió a Blissful Song (Unbridled’s Song), la madre del campeón Sixties Song (Sixies Icon); o a Unavailable (Distorted Humor), vientre del notable Emotion Orpen (Orpen), varias veces ganador de G1; o Kascha (Awesome Again), madre del G1 Giacom.

Embracing Love (Lucky Roberto), Jane Cash (Johannesburg), Vedette’s Gulch (Thunder Gulch) y Sea Diamonds (Smart Strike) no hacen más que ayudar a generar expectativa con The Great Day, cuyo primer libro de yeguas madre entusiasma, buscando seguir los pasos de Kaljerry o Fitzcarraldo, por nombre a los dos grandes mojones industria nacional en la historia grande de Firmamento.