El mismo equipo que hace 12 meses levantó la copa con Village King, repitió triunfo en el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1) con el hijo de Cityscape superando ajustadamente a El Musical

Como en 2021, el Stud-Haras El Angel De Venecia, el entrenador Carlos D. Etchechoury y el jockey Martín Valle se unieron para levantar la copa más preciada: la del Gran Premio Carlos Pellegrini (G1), cuyo mitín internacional volvió a ganar los titulares en la bellísima tarde del Hipódromo de San Isidro.

Hace 12 meses el equipo deliraba de la mano del veterano campeón Village King (Campanologis); esta vez, todo llegó por gentileza del ascendente potrillo The Punisher, que estuvo implacable en la recta final para cortar en el cierre la ilusión de El Musical (Il Campione), que volvió a mostrar su enorme categoría, aún en la derrota.

Con el doble mérito de haber sido criado por la cabaña de Carlos Felice, el hijo de Cityscape pagó tributo a las expectativas que venía generando de mañana, al trabajo de un entrenador ante el que cualquier adjetivo ya queda en ridículo y a la decisión de haber esperado por esta prueba tras su prometedor tercer lugar en el Gran Premio Jockey Club (G1).

El Pellegrini tenía 4 candidatos fuertes, que estaban por encima del resto en la previa, y un nombre de igual o mayor valor que daba todas las ventajas. Durazzo (Fortify), Niño Guapo (Catcher In the Rye), Miriñaque (Hurricane Cat) y el mencionado El Musical conformaban ese póker de estrellas que acomabaña el crack Irwin (Seek Again), de reprise y que no llegaba a la carrera con la preparación ideal. Se conjugó el bajón de la mayoría de los anteriores con el salto de calidad en el rendimiento de The Punisher, lógico tratándose de un 3 años en plena evolución. 

El desarrollo tuvo un sorpresivo puntero en Irwin, al que siempre se había visto correr algo más atrás, presionado por Hacer Un Puente (Cosmic Trigger) y con Don Tigre (Cityscape) ocupando el tercer lugar mientras The Punisher venía por dentro a unos 4 cuerpos y detrás de El Musical.

Ya en el derecho, Irwin resistió hasta los 400 metros, cuando El Musical zafó de algunos tropiezos por dentro y The Punisher cargó abierto, trenzándose ambos en una pelea que sólo se definiría en la cuadra final y llegando separados por 3/4 de cuerpo en 2m24s47/100.

Cargando desde lejos, El Cid Campeador (Il Campione) logró un tercer puesto excelente, a 4 largos de aquellos y con media cabeza de ventaja sobre Don Tigre, de gran gestión. Al pescuezo, Irwin consiguió un quinto puesto que fue la señal de que, de ahora en más, será el caballo a vencer, incluso, pudiendo haber completado el podio si en su carga The Punisher no lo molestaba en plena definición, aunque a esa altura su suerte ya estaba jugada.

Niño Guapo no tuvo suerte esta vez y el regreso a la arena será el camino a seguir después de su séptimo lugar, llegando apenas por delante de un Miriñaque que, por primera vez, falló en nuestro país.

Pero el que peor la sacó fue Durazzo, que cuando empezaba a descontar abierto sufrió una fractura condilar en la caña de su mano derecha, siendo desmontado en la pista y retirado en ambulancia. Enyesado casi de inmediato el futuro en las pistas para el zaino parece complicado, pues enfrentará una larga recuperación. Una pena enorme para un gran caballo.

En una tarde donde sobraron las sorpresas, The Punisher aportó la suya. No tanto porque no tuviera el nivel para ganar el Gran Premio Carlos Pellegrini, sino por el desafío que era ser parte de una carrera donde estaban presentes tantas figuras.

Valle, Dany Etchechoury y el equipo del Haras El Angel de Venecia liderado por Carlos Felice volvieron a vivir un momento soñado. Ya haberse quedado con el trofeo más preciado con Village King hace 12 meses les había garantizado un lugar en la eternidad burrera; conseguirlo por dos años consecutivos, directamente es impagable. The Punisher fue el “culpable”, dando vuelta su nombre (el castigador…) y transformándose en el caballo capaz de hacerlos tocar el cielo con las manos…