La hija de Roman Ruler quedó lejos en la partida y debió correr de atropellada cuando siempre se la ve entre las punteras

Tit Ruler está intratable, y lo confirmó con su sorpresiva victoria en el Longines Cup – Clásico Ricardo, Ezequiel y Ezequiel M. Fernández Guerrico (G2-1600 m, césped), la otra carrera que contó con el auspicio de la Organización Sudamericana de Fomento del Sangre Pura de Carrera (OSAF) y que desde hace tres temporadas ya hace tándem con el Longines Gran Premio Latinoamericano (G1).

Previa ganadora del Clásico Fallow, la hija de Roman Ruler se afirmó mejor que ninguna de sus rivales a la pista muy pesada del Hipódromo de San Isidro, adecuándose a un desarrollo que no estaba prevista. Puntera de esas que corren fuerte, la zaina del Stud-Haras Orilla del Monte sufrió un cambio de planes violento, tras quedar en la zaga al partir.

Gabriel Bonasola, jockey de Tit Ruler, la sostuvo todo lo que pudo ante el panorama que se le presentó, apostando todo a probar su atropellada, que terminaría siendo potente. Mientras tanto, fue la uruguaya Leca Maleca (T.H. Approval) la que salió a suicidarse al frente seguida por Sheimi (Equal Stripes), llegada desde Perú especialmente para esta competencia.

Una vez en del derecho Tit Ruler encontró la libertad de la mitad de la pista, arrancó con toda la fuerza y por los 300 metros pasó de largo a Pure Doris (Pure Prize), que había dominado momentáneamente. De allí hasta el disco, abriéndose un tanto, la zaina preparada por Nicolás M. Ferro (de lucido triplete en la tarde) mantuvo el ritmo y, abriéndose, terminó doblegando por 1 largo a Sweet Mana (Easing Along), con Islandina (Lizard Island) en tercero, a 3/4 de cuerpo.

Mal, en cambio, le fue a las candidatas. Pure Doris quedó cuarta, la chilena Brooke (No Nay Never) novena y la favorita Bamb Harlan (Harlan’s Holiday) décimo tercera, sin sentirse cómoda en el terreno alterado.

En la importada Tapzig (Pleasant Tap), Tit Ruler venció en 5 de sus últimas 6 salidas y ya está afirmada en la media distancia. A los 4 años bien entrados alcanzó la madurez, se hizo bien llegadora y ahora, encima de todo, le ofrece a su gente la dualidad de poder correr adelante o de atrás. ¡Ideal!