El querido y respetado fotógrafo se dio el gusto de ganar como propietario y criador en el viernes de San Isidro

¡Paren a ese loco que viene corriendo a la par de Tremendo Rayo con una cámara de fotos en la mano!”, gritaron desde la tribuna cuando la sexta carrera del viernes en San Isidro aportaba un final espectacular. 

En su segunda salida el alazán se daba el gusto de cruzar adelante batiendo por la cabeza al favorito Te Super Adora (Super Saver) y le daba una alegría tremenda a Juan Ignacio Bozzello, “El Bagre”, como su stud; el fotógrafo querido y cuya lente ha retratado turf por más de 2 décadas.

Tenían razón en la tribuna con lo de loco, aunque loco lindo, porque el Bagre (para qué decirle Juan si es el Bagre…) es así, un personaje único y maravilloso, querible y entrañable. Por eso la alegría no fue sólo suya, fue de muchos, en esta faceta de propietario y criador, pues Tremendo Rayo es hijo de su yegua Luck Bagrecita (Lucky Roberto), que hace unos años también hizo posible el colmo de que al fotógrafo le sacaran una foto.

Había debutado bien el potrillo, sugestivamente, dando a entender que en más distancia y libre de la inexperiencia sería otro cantar. Y lo corroboró ahora, con una gestión acertada del aprendiz Luciano Recuero en sus riendas y bajo la preparación de Diego A. Sinner, quedándose con el Premio Fonda Alegre, con una milla de recorrido, dentro del plano de la categoría alternativa y para 3 años en la arena.

Ese final cerrado, esa imágen de Juan corriendo a la par de su potrillo con la cámara en la mano, empujándolo, con el rostro desencajado por la emoción y que anticipaba la victoria, le dieron color a una tarde poco amable en materia de calidad en el Hipódromo de San Isidro, pese a lo cual se logró una recaudación de 106.848.506 pesos, con un promedio de $ 7.123.233.

Ganó el Bagre, ganó Tremendo Rayo, y la foto seguro irá al cuadrito, aunque no la haya sacado Juan…